lunes, 31 de agosto de 2009

¡Qué से जोड़ा एल tíओ रातको!

Cuando acaban las vacaciones parece ser que en algunas personas se da un síndrome post-vacacional. La vuelta al trabajo resulta ser un gran problema. La verdad es que Miguel creía que eran casi todas, pero resultó que son tres de cada diez o algo así. Lo de las estadísticas nunca fue su fuerte.
También para él se habían acabado las vacaciones. Las doce de la noche. Llevaba como tres horas más o menos pensando en el arranque del día siguiente, su primer día de trabajo. Y otros dos días reflexionando acerca de qué significan las vacaciones y dentro de las vacaciones, siempre asociada, la fiesta. Se supone que la fiesta es “diversión o regocijo” y también se supone que las vacaciones deben sentar bien. Ninguna de las dos afirmaciones le dejó convencido. Muchas veces la fiesta acaba sin regocijo ni diversión y las vacaciones tampoco resultan lo que uno espera. De hecho, según dicen, es en la época que se producen más divorcios, por poner un ejemplo.
Algunas personas todavía creen que trabajar es mover las piernas y los brazos. Y lo peor, se sienten mejor que los demás porque suponen que el sacrificio, el esfuerzo sin medida, el dolor disfrazado de masoquismo, los hace mejores, al menos se sienten mejor consigo mismos al no sentir el archiconocido sentimiento de culpa proveniente de la tradición judeocristiana. Lo más fastidioso de esto, no es que lo practiquen, sino que juzgan y sentencian a quién no le da la gana pasar por esa vara de medir. La conclusión a la que llegaba siempre era que no es mejor nadie en primer lugar, pero si se tenía que decantar por alguna opción prefería a un trabajador eficaz que a un muy trabajador. Se decía que siempre es mejor calidad que cantidad.
Las vacaciones obviamente son ocio, lo contrario sería el nec-ocio, de donde proviene hoy la palabra negocio. Desgraciadamente es a lo que nos dedicamos todos, aún sin darnos cuenta (unos más que otros), todos los días. Precisamente por ello sentimos esa fractura tan poco recomendable y que a muchos les persigue que es no saber convertir el trabajo en regocijo. O en el más valiente de los casos, eliminar el pánico y dedicarse a otra cosa, dejando de hacer del día a día una pesadísima carga que a lo largo de los años nos pasa factura a nosotros y a nuestras familias y amigos. Es la rutina y el tedio: “Aburrimiento extremo o estado de ánimo del que soporta algo ó a alguien que no le interesa”. Pero, qué es el interés: “Provecho, utilidad, ganancia”. Miguel no se explicaba como esta palabra con significados tan positivos se había convertido en un arma para descalificar a alguien.
Se había pasado la vida intentando conseguir esta meta: Disfrutar del día a día. Pese a todo. Al menos, se decía, que aunque nunca lo había conseguido del todo, lo había intentado, y así encontraba sentido entre tanta mentira.
Se le había roto, el orgullo, el corazón, la dignidad, la ternura, la amistad y el amor… muchas veces. Fracasos y decepciones a raudales, aún así estaba convencido de su camino, incluso con sus curvas cerradas, socavones y fríos. Sabía que en cada uno de esos movimientos había pasión por la vida y algo a lo que no podía renunciar: Crear algo de la nada.
Vivir es “tener vida”, poseerla. Definen la vida como “una fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee”.
Había que pararse un rato aquí y pensar. Reflexionar escuchando los latidos del corazón y concentrándose en la respiración. Llenarse de ilusión, la definen como “la esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo”. Después cargarse de amistad, la definen como” el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Aquí ni Miguel ni yo estamos de acuerdo, no hay mayor mentira que creer que existe la amistad o el amor desinteresado. No hay mayor contradicción si uno vuelve a la definición de interés. Menuda mierda de amor o amistad si no hubiese interés… y además mucho. De hecho creemos que cuanto más uno es consciente del interés mayor es el amor o la amistad. ¿Curioso verdad?
Ya eran la una de la mañana y Miguel seguía cautivo de esa inigualable sensación que da no tener para mañana ninguna obligación. Soltarla se le hacía difícil, aún sabiendo que una montaña de obligaciones le esperaban al día siguiente, respiraba tranquilo en el calor de la noche en verano, la calle ruidosa, alegre y llena, ahora se tornaba silenciosa y vacía. Encendió su penúltimo cigarrillo y abrió la ventana, una leve brisa al contacto con el sudor parecía fresca y cada calada un placer intenso.
Fue entonces cuando se dio cuenta, apagó el cigarrillo y tiró la cajetilla entera a la basura, qué placer hay en ser esclavo de la nicotina y el humo, y qué placer hay en vivir cada día adicto al miedo. Entonces cerró la ventana, encendió el aire acondicionado a todo meter y sonrió mientras pensaba: ¡Qué se joda el tío Retaco!

martes, 18 de agosto de 2009

विस्टा aéरा सरेब्रो humano

Busco un tema sobre el que escribir esta semana, acabo de llegar de viaje y mi cabeza todavía no ha hecho la digestión de todo lo percibido, no sale nada que me interese, o crea que pueda interesar a otros o no me aburra nada más pensarlo. Es lo malo de reconocerse, ver más de lo mismo después de haber vivido obviamente (o no), contigo siempre.
Abro el cajón que arreglé la semana pasada y encuentro una libreta de notas de cuando estudiaba en el I.B. de Buñol. Lo primero que aprecio es como me ha cambiado la letra aún reconociendo que es mía. En menos de un segundo se produce un paralelismo en mi mente: Esto es lo que ocurre también en el proceso de desarrollo de las personas, somos nosotros hoy y hace veinticinco años, nos reconocemos, aunque en el transcurso de los años, sin duda, hemos cambiado. Ordenamos las líneas, las curvas, los tamaños, los contenidos… Supongo que unos mas que otros.

Leo fechas, asignaturas y notas que ya no entiendo del todo. Ni siquiera mis sistemas sintéticos son los mismos. Me digo que esto le pasará a cualquiera, incluso siento un cierto regocijo pensando en la posibilidad de haber mejorado.

Llego al veintiuno de noviembre de mil novecientos ochenta y tres y me encuentro entrecomilladas estas palabras: Literatura. Teoría del Esperpento… el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.

Durante un minuto y trece segundos me quedo en la parra, cuando despierto sin estar dormido, he pensado en las fiestas que vienen, en los cambios, en el mar, en mis compañeros de viaje, en la costa vista desde un fuera borda, en los colores del mar, en gambas y espardenyes, en mi salud, en cuerpos desnudos y bronceados. Aquí es cuando me doy cuenta de que ando perdido ó despierto, no estoy seguro. He vuelto hoy y recuerdo mi epitafio: “lo mejor de un viaje es volver” estas palabras las imaginé grabadas en una lápida original y bella, creyendo que el último viaje será la muerte (no se me ocurrió mejor cosa que volver) y en un montón de cosas más que no voy a transmitir… Me viene a la cabeza y me alegro mucho de que la Armonía, madre de un gran amigo mío, haya superado su enfermedad. También pienso en los años que hemos compartido, siendo lo que fuimos y siendo lo que somos. Bajo de la parra.

Por unos instantes creo estar divagando pero en verdad trato, entre otras cosas, de comunicarme con usted, no le conozco o sí, supongo que es importante o quizá no. Bueno… seguro que no. ¡Qué más da si le conozco o no! ¿Quién conoce a quién?

Vuelvo a la frase de la libreta e intento imaginar de quién, de dónde y de cuando. La verdad, no tengo más que una pequeña sensación en la punta de la lengua, tan pequeña que no la puedo leer. Se que entonces me lo sabía todo sobre ella, incluso se que me importó cuando me tomé la molestia de escribirla textualmente. Pero en el tiempo, el conocimiento y los sentimientos y los deseos y los intereses y los sueños y los amigos y los amores y las miradas y lo que hay detrás de las miradas cambian, aún no perdiendo ni por un momento la sensación absolutamente intransferible de la propia identidad, ni siquiera de todo lo vivido. Al menos en lo más hondo.

No hay nada más espantoso que negarse a crecer desde el cambio. Desde lo nuevo, la diferencia y lo distinto. Permitir que el miedo a perder la identidad y otros muchos… nos obligue a una línea continua, a repetir lo mismo cada día, cada semana, cada mes, cada año, un encefalograma plano no es más que la muerte clínica, vivir sin experiencias nuevas es una muerte técnica, casi rozando la nada que es un poco de algo que no existe salvo en nuestra mente como tantos y tantos filtros. Aprender quizá es reconocer esos filtros para que no nos lleven siempre por el mismo camino, al mismo círculo. Vueltas y vueltas sin darnos cuenta de que pasamos y pasamos por el mismo sitio con nuevos disfraces, pero a fin de cuentas, casi todo repetido. Sintiendo lo mismo, sufriendo lo mismo. Porque la verdad es que en la vida se sufre demasiado, por eso solemos vivir en una realidad “sistemáticamente deformada”. Quizá es éste… “el sentimiento trágico de la vida… “

¿Quién no cae en sus propias trampas?

La objetividad con nosotros mismos y hasta con los demás parece que nos ha sido negada desde nuestra propia naturaleza. Intentar darnos cuenta o desarrollar la consciencia parece la única herramienta posible para canalizar todas aquellas emociones que nos niegan el disfrute de estar vivos, sin más.
Muchas enfermedades, ya demostrado por la ciencia, provienen de somatizaciones provenientes de la mente, especial y fundamentalmente del inconsciente. Pero lo más curioso es que, aún siendo algo sabido, el sistema de salud sigue de espaldas a la psicología, apostando por una psiquiatría que todo lo cura con medicación, cuando sabemos que aún siendo un buen compañero de viaje para muchísimas situaciones y trastornos, no resuelven de fondo el problema.

En las relaciones con los demás, incluso con nosotros mismos, pasa algo parecido, miramos la punta del iceberg cuando las otras siete partes están hundidas en las profundidades del gran océano que es la mente, queremos tener razón, cuando en general ni siquiera conocemos nuestros problemas de fondo. La complejidad de la tela de araña cerebral es inmensa pero accesible a una actitud basada en el amor propio y en el conocimiento de la perspectiva humana, quizá la única manera de canalizar y gobernar de una forma sana la marioneta que somos, movidos por los hilos fundamentalmente del conocimiento, del pensamiento y especialmente de las emociones.

Podemos convertir nuestra vida y la de nuestras relaciones en un gran castillo de fuegos artificiales como en la imagen o un auténtico calvario. ¿Cada uno elige?

lunes, 3 de agosto de 2009

मिसेरिया Política

Me sabe mal, muy mal, escribir sobre Buñol en un sentido quejoso. Pero es que nos estamos luciendo en lo político. Otra vez se ha roto el pacto de gobierno y otra vez competencias a hacer puñetas. Resultado: Menos personas trabajando, menos ideas, menos soluciones y más problemas.
Ahora llega la rumorología, la más divertida y estúpida forma de comunicación: Que si el alcalde va a dimitir a favor del concejal de urbanismo, que han esperado a conseguir la aprobación de no se qué para romper el pacto, no… que ha sido por la Tomatina para niños, unos que la culpa la tiene el PSOE, otros, que la tiene IU, que no van a permitir unos a otros sacar réditos políticos, es decir, votos. Que los partidos minoritarios junto con IU van a hacer una moción de censura… en fin un montón de sandeces o verdades a medias o mentiras. No importa ahora demasiado quién tiene la culpa. La respuesta solo serviría para distanciarse más.
Creo que todos tienen el deber y sería conveniente informar claramente sobre lo qué está ocurriendo de verdad.
La pregunta: ¿Por qué ocurre todo esto y para qué?
Seguramente porque siempre hay algunos personajes que creen que van a conseguir algo con la competencia feroz, porque la oposición al otro, de cualquier manera, se ha instalado hace demasiado tiempo en la política, defraudando a cualquiera que tiene ilusión por trabajar aportando ideas sanas y beneficiosas para la comunidad. Los valores políticos se han volatilizado. La única moral, y aquí contestamos a la segunda parte de la pregunta, es conseguir el poder sin importar el medio. No hay mayor error, una vez han hablado las urnas, que dedicar el tiempo a destruir al adversario. Las oposiciones deberían tener un carácter crítico y constructivo, dedicándose a aportar ideas y transmitirlas al gobierno de turno y, especialmente, a los ciudadanos, para que conozcan lo bien, mal o regular que se están haciendo las cosas. Información veraz, verdadera información. Lo desagradable es que no pasa así, las rencillas personales y el rencor son los que mueven los hilos de la acción política, convirtiendo una de las actividades más enriquecedoras y nobles a la que una persona se puede dedicar en un mercado barato de miserias humanas.
En Buñol, y en otras muchas partes, hace mucho tiempo que está ocurriendo y es hora de decirlo, sin personalizar, sin cabezas de turco, sin mentiras ni montajes, sin rencores ni descalificaciones personales, es hora de exigirles a nuestros políticos que hagan su trabajo y nada más y además, que lo hagan lo mejor que puedan. También es hora de que sepan que éste pueblo- y otros muchos- se adormece en la rutina y en el hastío. Y que estamos hartos, al menos yo, de que nos traten como si fuésemos imbéciles. Hartos de que dediquen su tiempo, como en la gran farsa del cotilleo, a algo que no sirve para nada, excepto para entretener vidas vacías, para generar división y grupos de compadreo con la intención de menospreciar y reírse de los otros y conspirar como niños, incluso con su mismo sadismo. Habría que añadir aquí una gran hipocresía y muchas ganas de medir y ver quien puede más. O quizá en el mejor de los casos, generar cortinas de humo inconscientes (o no) para esconder, cada uno en sus responsabilidades, la propia incompetencia.
Hay que exigirles a nuestros políticos, a todos, que abandonen este camino. No va a ningún sitio, no se consigue nada, absolutamente nada. Hoy más que nunca, dadas las circunstancias, necesitamos que todos trabajen juntos, que todos los concejales y el alcalde a la cabeza se pongan de acuerdo, sepan que quieren hacer, cómo y hacia dónde quieren ir. Y que no lo digan, alto y claro. Que se repartan las competencias, que se asignen presupuestos, que se active y se consiga la participación ciudadana en todas las concejalías. Que se motive para que aporten su trabajo nuevas personas, generadoras de ilusión y trabajo, también credibilidad y acción, hechos que hagan de la política una actividad saludable, beneficiosa para todos. Que los políticos interaccionen en sus relaciones públicas con todo tipo de personas, saliendo de los círculos viciosos de la seguridad del militante, conocido o amigo, recogiendo el pulso de la calle, la necesidades reales, las carencias del día a día, así conseguirían conocer los verdaderos problemas para dar soluciones reales. Hay que creérselo y tener ganas y no ver a nadie como un enemigo. ¿De qué sirve?
Hagan cooperación en vez de oposición destructiva, sean gobierno u oposición, sea cual sea su número de concejales, consigan saber lo que quieren y lo que hay que hacer, y si no saben, busquen a cómplices de la calle, los hay y muchos, que si se sienten respetados y si consiguen que les crean les ayudaran para mejorar. Déjense de perder el tiempo en confrontaciones y mejoren la calidad de vida de los buñoleros con medidas que den trabajo, ocio de calidad, creatividad, cultura abierta y disfrutable, arriésguense, busquen la empatía con los jóvenes, maduros y ancianos, cada uno en su papel. Déjense de pamplinas, escusas culpando al otro y dedíquense a lo que se comprometieron con sus votantes que a la postre, son personas como ustedes, con sus defectos y virtudes.
Si lo hacen así, cuenten(al menos) conmigo. De lo contrario, vayan a la mierda. Ya está bien.
Dejen de hacer el Soca, en su peor sentido y nunca mejor dicho.