sábado, 31 de enero de 2015

Los Puentes



 Puente: “Persona o cosa material o inmaterial que sirve para poner en contacto  o acercar dos cosas distintas.”
 Puente: “Lo que sirve de elemento de comunicación entre dos personas o cosas,  sobre todo si están alejadas o enfrentadas.”

Estaba pensando en los errores, en las equivocaciones, en los desaciertos, en los fallos, en los descuidos y he acabado pronunciando en voz alta la palabra puente. No sabría explicarle, estimado lector si está leyendo, exactamente por qué. Resulta complejamente interesante como la mente comienza con una idea y tras muchos vericuetos, algunos incluso absurdos, o al menos aparentemente ilógicos, nos llevan a otra idea. Ahora mismo me acaba de ocurrir, estaba pensando en que se parece el error a un puente y lo primero que me ha salido es una especie de trabalenguas que aprendí cuando era niño que decía así:

Preguntabas a algún amigo: “¿En qué se parece una vaca a una pelota?” y el otro pensaba brevemente y contestaba: No lo sé o alguna barbaridad buñolera. Entonces era la tuya, muy rápido y seguido respondías: “La vaca da leche, la leche no da nada, el que nada no se ahoga, el que se ahoga es un bruto, Bruto mató a César, César es de Roma, Roma es de Italia, Italia es de Europa y Europa es del mundo como una pelota de redondo”. Tal era este ingenuo juego de niños como les he contado.
La ingenuidad nunca se pierde del todo, es como la esperanza, de hecho creo que se nutre de ella. En las situaciones más adversas aparece la ingenuidad y lo siguiente, tan necesarias, que afloran con inmediatez, convertidas en ese ideal que todos tenemos dentro, quizá en muchos casos oculto, y que contiene lo que nos gustaría que fuese la vida y no es o lo es casi siempre en parte. O lo que nos gustaría haber sido nosotros mismos y no  somos, o lo que nos gustaría que fuese nuestro pueblo y no es, o lo que nos gustaría que fuese nuestro país y no es, o lo que nos gustaría que fuese el mundo y no es. Aquí suele ponerse al descubierto el ideal. Los ideales son el mejor argumento para flagelarse cuando no se cumplen, pero lo más incomprensible es que cualquier adulto debería saber que son imposibles de cumplir, de hecho esa es una de sus esencias y la razón de su existencia. Tanto en lo social, en las relaciones o en lo personal nada hay más alejado de la realidad que el ideal, parece tan tonto afirmarlo por obvio, la perfección no existe en nosotros los  seres humanos, aunque sin duda algo hay dentro de nosotros que nos empuja a mejorar, al menos, si al género humano nos referimos. No entraré en la complejidad del por qué existen los ideales, solo me refiero a ellos como puntos de referencia, como metas, aunque inalcanzables en su totalidad, a las que dirigir nuestras acciones para estar y sentirnos bien, y a nivel social para tratar de alcanzar el bienestar de todos.

Creo que me he perdido otra vez jugando con las palabras, todo esto venía a cuento de los errores y los puentes y he pasado por una vaca y una pelota, por un trabalenguas y por una especie de disquisición sobre la ingenuidad, la esperanza, el ideal y de momento he llegado al bienestar. Quizá ando perdido entre tanta metáfora o quizá no.

En el mundo, en Europa, en España, en Valencia, en la Hoya, en Buñol necesitamos puentes nuevos, ya se que ya tenemos uno en Buñol y quizá haya alguno en todas partes, pero hay que construir otros, quizá más inmateriales pero no por eso menos necesarios. Es esencial comprender la dimensión social del ser humano, es un requisito básico para el bienestar de cualquier persona o sociedad la construcción de un nido emocional, un núcleo de unión para la convivencia, y más allá, para la comunicación, la comprensión y las tan buscadas tranquilidad y armonía.
Es verdad que cada individuo u organización social defiende sus intereses y es incluso lícito, pero nada funcionará bien o mejor hasta que aparezcan los puentes, esos “elementos de comunicación” entre las personas que debe conseguir que cualquiera pueda defender sus intereses con  naturalidad y absoluta normalidad pero sin perder de vista algo tan fundamental como los intereses de los demás. Es un gran error no hacerlo. En mi ingenuidad, en mi ideal y en mi esperanza son los puentes un sueño y un ideal, todavía no se ajustan a la realidad, pero quizá empezando por Buñol, lo más cercano, pronto caigan los muros que crean los conflictos y el malestar y aparezca al menos un puente nuevo más, construido entre todos y con un ideal común.
Quizá sea posible si miramos hacia dentro y reconocemos a aquel hermoso niño que todos llevamos dentro y como buenos aprendices deletreemos algo que parece olvidado entre la maleza; be, u, eñe, o, ele.
Que cada pájaro escriba su nido. A veces de no salir a volar se pierde la perspectiva y otras de tanto volar se olvida uno de dónde y para qué se construyen los nidos.

La vaca y la pelota, los pájaros y los nidos, lo errores y los puentes.

Quizá solo se trate de construir dos pilares: Cuidado y Respeto.

sábado, 17 de enero de 2015

La magia de después


Me gustan las velas, más me gustan encendidas que apagadas. También me gustan los reflejos de su llama en objetos y rostros. Y también su aroma entre dulce e intenso como el incienso. Los ritos individuales son importantes, quizá porque comunican sentimientos y emociones que los otros lenguajes no alcanzan a expresar. Por eso también me gustan los ritos, también me gustan los ritos porque te unen a tu propia identidad, te reconoces en ellos, te unes a ellos  desde tus deseos, tus gustos y tu libertad. Por eso también me gusta la libertad, también me gusta la libertad porque es original y única, solo cada uno de nosotros tenemos acceso a la nuestra y la podemos usar o no, lo que más me gusta es que siempre está ahí, la noto y cuando algo se nota así es tuyo y se siente como una caricia. Por eso me gustan las caricias, también me gustan las caricias porque encienden la piel y el cuerpo aparece, nos encontramos con él, y es que a veces parece que no tengamos cuerpo y solo se nota todo lo de la cabeza. Me gustan la cabeza y el cuerpo, también me gusta el cuerpo porque parece que es solo mío y los demás me reconocen al verlo y también me gusta la cabeza porque solo yo sé lo que hay dentro, y lo que siente y lo que piensa, y lo que más me gusta es como siempre todo se lo transmite al cuerpo, dándome cuenta o no. El no también me gusta, también me gusta el no porque es muy difícil de pronunciar y me encantan los idiomas que se sienten cuando se dicen, el no es muy reconfortante a veces y muy difícil y tenso otras muchas, el no es capaz de  crear los peores enemigos y los mayores amores. Por eso me gustan los amores, también me gustan los amores porque te sientes querido y valorado cuando emprenden sus ritos, la cabeza y el cuerpo los usan como caricias. Como ya he dicho que me gustan los ritos, la cabeza, el cuerpo, las caricias, el no y la libertad. Sí lo he dicho, también me gusta decir, también me gusta decir porque siento que todo lo que he dicho que me gusta y más que no he dicho lo puedo compartir, los ritos, las caricias en la palabra, la cabeza en la palabra, el cuerpo en la palabra, el no y la libertad en la palabra. Por eso me gusta la palabra, también me gusta la palabra porque me permite pensar, porque puedo ponerle nombre a todo, porque de sus significados y de sus significantes aprendo lo que pasó y también retratan la belleza. La belleza me gusta, también me gusta la belleza porque me hace sentir bien y consigue en mi rostro una sonrisa. La sonrisa me gusta, también me gusta la sonrisa porque los ojos brillan contentos y se contagia a través de las neuronas espejo. Los espejos me gustan, también me gustan los espejos porque te reflejas en ellos y sabes distinguir quién eres y porque si te miras a lo más hondo de tus ojos con la mayor objetividad y sin miedo puedes comprender los maravillosos porqués, aquellos incluso que te harán más daño pues pueden conseguir que veas desde tus partes más hermosas hasta las más difíciles de aceptar, los errores, los fracasos, la debilidad. Me gusta la debilidad, también me gusta la debilidad porque es como una cuerda  que suena vibrando en las entrañas, haciéndote recorrer caminos muy semejantes a los demás y eso te ayuda a tener perspectiva. La perspectiva es muy importante porque dependiendo desde donde miras lo que ves se convierte en una cosa u otra y además muy distintas, incluso contradictorias.
Me gustan los ritos sociales, también me gustan los ritos sociales porque consiguen sacar lo peor y lo mejor de nosotros mismos, por eso tienen magia, aunque la solemos ver después, en un tiempo posterior, como tantas otras cuestiones importantes que solo alcanzamos a valorar cuando las tenemos y nos damos permiso para disfrutarlas o solo cuando las perdemos. También me gustan los ritos sociales porque juegan con el tiempo como si fuesen dos niños y porque para mal y para bien nos recuerdan cuánto nos necesitamos los unos a los otros. Me gustan las necesidades, también me gustan las necesidades porque nos hacen seres muy vivos en constante búsqueda y porque nos obligan a vivir tratando de encontrar lo que cada uno cree necesitar en cada tiempo o circunstancia. 

Me pregunto si son ritos sociales en nuestra cultura, las Fallas en Marzo, las Pascuas en primavera, el agua dulce y salada y el sol y las Fiestas en verano, la reflexión y el nuevo curso en Otoño, la Navidad y el Año Nuevo en invierno y los Reyes Magos antes de la rebajas. Me gustan las rebajas, también me gustan las rebajas porque todas las cosas cuestan menos.


Me gusta la magia, también me gusta la magia aunque casi siempre llega después, me gusta incluso cuando aparece demasiado tarde y se escapa como el agua entre los dedos al lavarnos las manos, todo parece y se siente tan limpio…

domingo, 4 de enero de 2015

La mano negra


En las últimas tres décadas Buñol ha sufrido las consecuencias de diferentes crisis de distinto ritmo y calado, desde la Industria del Papel pasando por las  del pequeño comercio, las Construcciones Mecánicas y últimamente con la crisis de la Construcción que ha desmantelado casi todo el tejido industrial de nuestro pueblo, dado que el cemento y los prefabricados fueron en la última década los mayores creadores de puestos de trabajo: Cemex, la cementera convertida hoy en una incineradora de residuos, Prevalesa cayó, Pacadar parecido, Mármoles Buñol lo mismo… sin olvidar todo ese tejido de pequeños talleres, comercios y empresas familiares que han sido engullidas por este último tsunami económico que con los únicos que ha tenido piedad es con los mismos que lo produjeron, tal es el poder de los Bancos y entidades Financieras, tal es el poder atávico del dinero. Mientras se construía un mercado artificial propiciado por la avaricia de todos ellos, las familias, los autónomos y las pymes se endeudaban hasta ahogarse en sus propias inversiones… Países completos endeudados y al borde de la quiebra para salvar al sistema financiero a costa, por supuesto, del bienestar social. La presión fiscal sobre los de siempre y despojados sin ningún amparo a todos aquellos que se dejaron la piel trabajando e invirtieron sus ahorros y sus bienes conseguidos con el trabajo de toda una vida. Se rescató al sistema financiero y hemos visto como su poder está por encima de los Estados. 
Los gobiernos nos han fallado, han dejado que nos estafaran, han permitido que nos desahuciaran, han permitido que el sufrimiento y la necesidad circulara sin control hacia los de abajo, pero sobre todo han deshecho nuestra dignidad haciéndonos sentir culpables… no se puede ser más vil, más necio y más injusto.

Es cierto que estos argumentos tienden a la simplificación, el análisis  es más complejo si tenemos en cuenta las coyunturas que se entremezclan: La globalización, los lobbys gremiales, las presiones en la comunicación y la información, los intereses económicos personales y corporativos, la educación derivada exclusivamente al éxito, la manipulación a la sociedad en general a través de las modas y modelos que deforman los valores y juegan los papeles más determinantes. Nos condicionan a través de las emociones, de los sueños, los deseos y las aspiraciones. Se condiciona a través de los miedos a la exclusión y a la inseguridad. Se suele aceptar como norma el camino más fácil, que suele ser el que te construyen otros para que los sigamos los demás a favor de sus propios intereses, no hay una mano negra, hay una sombra que nos persigue a todos, el silencio, la omisión y la aceptación, organizadas todas desde la ética del éxito frente al fracaso, de los mirlos blancos que encabezarán las listas políticas y los puestos importantes y de poder en la economía. La mayoría de personas se llenan con un mínimo poder cedido a cambio de un salario más alto y un puesto de más nivel social y ambas cosas parecen inseparables. Eso sí, frente a aquellos que tropiezan obligados por su circunstancia insalvable, repetida y repetida, de tanto intentar sacar el cuello sin las redes ni las prebendas de los que ostentan y por ello otorgan los privilegios, los que proporcionan los atajos. Nos han hecho creer en eso llamado suerte, de su existencia y de tantas otras memeces se desprende las falsa esperanza, la  falsa ilusión, los sueños que  luego nos son arrebatados a diario con límites perfectamente diseñados para que solo unos pocos puedan sobrepasarlos. No llega antes el que más trabaja y el que más se esfuerza, ni siquiera el más inteligente ni el más sabio, son otras las razones por las que muchas personas funcionamos aún con esa refrán que decía “dónde vayas de los tuyos tengas” y demás reglas que llevamos grabadas y experimentadas en nuestras espaldas.

Hace mucho que se olvidaron valores esenciales convertidos casi exclusivamente en bonitas palabras, que de tantas veces dichas y usadas en boca de cualquiera y en contradicción con los hechos pierden absolutamente su significado, se vacían de contenido, se convierten en humo. La palabra libertad se ha usado en la boca de los mayores asesinos de la historia, la palabra justicia en boca de los mayores traficantes de dinero y poder, la palabra igualdad en la boca de los impostores y auténticos creadores de la pobreza y la marginalidad, la palabra solidaridad en boca de personas que dejaban morirse de hambre a otros para tener más y más… podríamos seguir así con casi toda la terminología político-social.

Relativamente pronto todos los poderes se adaptarán a los nuevos métodos que en la actualidad están provocando los cambios de conciencia, incipientes pero potentes en su sentido, sus nuevas formas de hacer política han prendido una mecha de fuego convertido en esperanza para muchos de nosotros, aún así no estamos cerca todavía de ese punto de generosidad que permite aceptar, admitir y apoyar a los más preparados, las personas seguimos un juego peligroso e integrado en lo más hondo de nuestra educación: Decir una cosa y contradecirla con los hechos, ser incapaces de aceptar nuestras propias limitaciones, valorar los mirlos blancos(la imagen) antes que el esfuerzo, el trabajo, la verdadera experiencia y el auténtico conocimiento. Seguimos sintiendo básicamente a los demás y a la sociedad como nuestros padres, abuelos o bisabuelos aún pensando de forma muy distinta. Nos quedamos atrapados en la superficie, carentes de perspectiva y filosofía política.

La única manera de que el cambio penetre en la sangre es darnos cuenta, y  desde esa claridad esforzarnos para no seguir repitiendo lo mismo, sintiendo lo mismo, haciendo lo mismo, creyendo que otros harán lo que es responsabilidad nuestra. En Buñol nos hace falta muchísimo de esto. No podemos dejar de avanzar, la realidad nos obliga a dar un paso importantísimo, pasar de una democracia representativa, absolutamente obsoleta y corrompida, a una democracia participativa, solo todos unidos con imaginación, creatividad, trabajo y consenso conseguiremos recuperar lo perdido, que no es poco.