domingo, 21 de febrero de 2010

Los Grandes Olvidados

La economía es el núcleo de la actualidad y también el centro de la noticia. En la política como en la realidad, todo parece aunque probablemente no es. Los discursos dicen unas cosas y el día a día dice otra. Las intenciones dichas, suenan coherentes y los problemas más crudos siguen siendo un drama mientras unos y otros se enzarzan en mantenerse o en ganar las elecciones.
Las familias pierden sus pisos, las personas sus trabajos, los comerciantes y las pequeñas empresas todo por lo que han luchado durante décadas. Mientras a todos ellos los bancos y grandes entidades los convierten en deudores para toda la vida, porque el deber es una cadena perpetua, ni siquiera los asesinos tienen tanta condena. Si la condena al sistema financiero hubiese sido la misma, no quedaría ningún señor con tarjeta de visita de “fenómeno poderoso” sin juzgar.
Pero desgraciadamente siempre pasa lo mismo, las personas más mediocres, miedosas y ambiciosas están en puestos de perros de presa. Los contratan para eso aunque no sé si son conscientes. Es fácil con una repetidora de cinco tiros matar a un conejo. Habría que analizar que sienten en realidad estos ejecutivos cuando sentencian a alguien. Evidentemente son las entidades las que dan las órdenes, pero es innegable que detrás siempre hay una persona o un grupo de seres humanos que crean las directrices del sistema. El fin no es otro que ganar más dinero, y los motivos de los ejecutivos, la seguridad, el prestigio del puesto y la alta remuneración si se cumplen los objetivos. Todos juntos harán el resto. Y algún que otro interés más que no diré por no enturbiar más los nervios.
Lo absolutamente desagradable del asunto es que se destrozan muchas vidas para que otros mantengan y lleguen a sus puestos de señores y señoras. Y lo peor es que nadie se opone a tanta injusticia en una situación tan difícil como la que se está viviendo en los últimos tiempos.
Un persona que se cree alguien para valorar y que jamás tomo un riesgo decide si tu vida va a ser a partir de ahora un drama económico o en el mejor de los casos te va dar la oportunidad, a precios abusivos-que se acepta por no tener más remedio-, de trabajar como un borrego para que sigas pagando para que sigan ganando cantidades astronómicas. Lo increíble es que encima tienes que dar las gracias por haberte ayudado.
Pero lo peor de todo es que con el dinero de nuestros impuestos nuestros políticos han ayudado a la mayoría de estas entidades para que saneen sus cuentas. Su respuesta ha sido sangrar a sus clientes (más volubles) que sin ninguna ayuda, ni apoyo, ni poder y de la nada o menos que nada tomaron grandes riesgos creando empleo y riqueza durante muchos años.
Esos comerciantes y pequeñas empresas que han sido durante años los que han sostenido a base de impuestos y de puestos de trabajo nuestra boyante economía son hoy los grandes olvidados. Se ayuda a los grandes, a los poderosos y se olvida de los que están a su merced. No se puede ser más ciego o más vil, o bien porque no se sabe o bien por que no se quiere.
Todos somos pecadores más o menos, nadie está libre de responsabilidad en lo que actualmente está ocurriendo, pero sin duda, el sentido común permite obviamente distinguir entre mayores y menores responsabilidades. Los mayores responsables siguen viviendo muy bien y los menores responsables pagan y pagarán durante muchos años las consecuencias.

Por cada crédito hipotecario concedido se obliga a contratar(a pagar) diversos productos, entre ellos, un seguro de vida, menuda desgracia saber que valemos más muertos que vivos, menudo sistema estamos manteniendo para que nuestros hijos hipotequen sus vidas para seguir haciendo más ricos a los ricos y seguramente para pagar nuestras pensiones con un poco de suerte.
Cuando miren a su sobrino, hijo o nieto observen su sonrisa ingenua, nosotros le devolveremos otra sonrisa, la primera cargada de placer, de pura empatía, la segunda cargada de un saco de responsabilidades que poco a poco les iremos trasladando. Desde que comiencen el colegio les iremos enseñando sin darse cuenta a llevar el peso del equipaje hasta el exceso, les explicaremos que sin esfuerzo ni disciplina no llegarán a nada en sus vidas. No seremos capaces de transmitirles el placer como eje del crecimiento porque nosotros no somos capaces de vivir con ese objetivo. Cada día vendemos nuestro bienestar a cambio de dinero y desgraciadamente les enseñaremos a hacer lo mismo.
Tendrían que ir planteándose nuestros políticos un cambio de estrategia, entre ellas la de controlar los intereses de préstamos personales entre el 10 y el 15 por ciento, los hipotecarios con 2,5 y 3 puntos de diferencial en cuanto al Euribor, las comisiones de apertura y estudio, las famosas clausulas suelo, los productos que veladamente obligan las entidades a pagar a quien firma un crédito o de lo contrario, no se lo conceden.
Sería bueno que lo hicieran, muy bueno, y además que ayudaran de una vez a quien deben ayudar. Apúntenselo para ese Pacto Económico que tampoco llegará a existir.
En honor a la verdad, desde el rencor lo digo.