lunes, 16 de diciembre de 2013

Desacuerdos


Hoy he estado en desacuerdo con muchas personas por decirlo suave. Y no me gusta el desacuerdo previsible. Resulta hastiante, duro, vulgar, indeseable... y tales contiendas merecen descalificaciones que no encuentro útiles, simplemente enojan, hieren y perturban. Te hacen sentir un extraterrestre en el peor sentido de la palabra y hasta consiguen hacerte dudar de tus convicciones más profundas. Esta última parte siempre me ha gustado: No aferrarse a propios criterios inmutables, sin duda me ha parecido siempre de personas maduras y saludables. De lo contrario cómo creceríamos aferrados a la repetición, al más de lo mismo. Se necesita cambiar opiniones y creencias incluso emociones para poder llenar de nuevo contenido nuestro envoltorio, de progreso y riqueza interna, de nuevo aire, de nuevas palabras y opiniones. De nuevas experiencias en toda la amplitud del concepto.
Entonces pues, por qué nos inquieta el desacuerdo. Quizá queremos estar en posesión de la verdad, quizá resulta muy duro mirarse al espejo y saber en el fondo que estamos equivocados. Quizá se conecta con la falta de amor propio y de valor y nos negamos a reconocer nuestras limitaciones, quizá uno se llena para vaciarse, quizá nos enfadamos para desenfadarnos para mas tarde estar alegres por no estar enfadados. Solo me salen preguntas o en el mejor de los casos conjeturas.
Me encuentro a diario con personas que se creen que saben y no saben ¿O el que no sabe soy yo? Y es que reconocer no saber jode y jode mucho porque nos sitúa como antiguamente en el pelotón de los burros, de los lerdos e incluso insignificantes. Todo los que nos acerca el poder nos llena y lo que nos distancia de él nos vacía. ¿Por qué si no esa manera tan común de querer conocer gente importante o famosa? Parece que sube nuestro pedigrí ser amigo o conocer a... como si lo del otro nos llenara a nosotros, nos perfumara de su supuesto valor ¿Qué aparente y obvia idiotez no?
¿No es mejor el acuerdo? ¿Por qué en nuestras relaciones se da tantas veces el desacuerdo? ¿En realidad estamos tan distantes unos de otros? ¿Por qué parece que lo necesitamos tanto?
Me pongo a discutir conmigo y me digo: ¿No será que desde el desacuerdo nos aupamos, es posible que el desacuerdo nos lleve a la competencia y la competencia a mejorar? Los Litros y los Feos han labrado su historia desde la competencia, ¿será por eso que tenemos unas bandas tan buenas en Buñol? Siguiendo con Buñol... cuanta competitividad hay en asociaciones, fallas, gremios, empresas, personas...
¿Puede ser cierto que desde el desacuerdo y la competencia es desde donde se crece? ¿Y qué sentimientos fomentan estas relaciones? ¿Es posible que todos y cada uno de nosotros hayamos mamado este camino como el normal, único y posible?

¿Entonces por qué se habla de cooperación, de trabajo en equipo, de pactos, de unión, de solidaridad, de igualdad y fraternidad? ¿Estamos hablando de entelequias o idealizaciones?
Parece que la realidad diaria no dice mucho en pro de estos últimos conceptos, parece que si existen están bien contados y en lugares recónditos, quizá incluso en alguna honda parte de nosotros, pero les cuesta salir, siempre hay alguna pega, siempre hay alguna excusa para no trabajar juntos, para no cooperar, para ser solidarios, para sentirnos iguales...
A mi me encanta reñir, incluso debatir airadamente, la sangre bombea más deprisa, el cuerpo se calienta, la cabeza va a mil por hora y la boca ametralla palabras como balas cargadas de razón o verdad. ¿Pero todo esto es cierto o solo es un efecto placebo?
A mi me gustaría saber las respuestas a tantas preguntas, me gustaría saber por qué necesitamos ser destructivos y odiosos, también por qué hay quien hace daño gratuitamente. Me gustaría saber por qué unos somos masa y otros élites solo por que tienen el poder o el dinero. Es más me gustaría saber una cosa, la más importante: ¿Cómo somos capaces, sabiéndolo, de consentirlo? Somos quizá parte de ello o es que en realidad no los sabemos. Es miedo, desesperanza, desilusión, impotencia, incapacidad, insuficiencia, indiferencia, acomodación, aceptación, adaptación, conformidad...
No se las respuestas, o sí, es lo de menos porque siempre he pensado que lo importante es hacerse y buscar bien las preguntas, las acertadas, claras, objetivas y sanas. Es posible incluso que las respuestas salgan solas...


martes, 10 de diciembre de 2013

9 Fuegos


Estoy viendo una película en canal nou. Por fin echan una buena. Y pienso como nuestros políticos han pegado fuego a la falla más grande. Solo que ésta no es una fiesta, ni siquiera un rito, aunque  muchos hayan usado los mismos argumentos desde hace muchos años. El valencianismo más tópico y manipulador, por no decir lleno de hipocresía. No solo han sido ellos, también nosotros tenemos nuestra responsabilidad, todos los que hemos soportado durante tantos años la manipulación mas vil de un medio de comunicación público, desde los espectadores hasta los periodistas que han permitido tanta prepotencia e indignidad.
Ahora la dejan caer, costó millones y millones de euros al servicio del partido en el gobierno como otras televisiones autonómicas, pero ahora se les ha ido de las manos y lo pagaran otros, como siempre, desde los trabajadores honestos hasta el último bebé nacido en nuestra comunidad. Los valencianos al no ser radicales en nada hemos dado siempre la sensación de no tener un sentimiento de identidad cultural y se equivocan, los que se vincularon a la cultura catalana en su momento y los que se permiten el lujo de pisotear todo lo construido. Y todo ello después de haber sobrecargado desde las prebendas un ente pésimamente gestionado. Es hiriente que nadie asuma responsabilidades, no creo yo en crucificar a nadie pero de una vez los valencianos debemos tomar buena nota de tanto despropósito, éste no es más que el ultimo y quizá uno de los más llamativos. Nuestros gobernantes se han pasado tres pueblos y el cuarto y les siguieron votando, ahora se han pasado el quinto y sin que nadie pida disculpas, sin que nadie pida responsabilidades desde un partido hegemónico durante décadas que ha vestido de grandes eventos nuestra comunidad gastando a manos llenas y  presuntamente robando a saco y ninguna dimisión. Espectáculo cara a la galería garantizado durante muchos años y a ganar elecciones, nos cogieron bien el punto y caímos en la trampa sin rechistar, justificando incluso los injustificable, al menos en la voz popular, aunque siempre hubo quien lo dijo y redijo y hasta hay incluso quienes lo gritaron. Pero los mayorías mandan, incluso aunque las mentiras, la manipulación y pedantería les saliera por los ojos televisivos. Una lástima pero es que los seres humanos somos el único animal que tropieza una y mil veces con la misma piedra, se lo digo por propia experiencia. Solo que de una forma inconsciente, eso es lo que nos justifica, pero qué justifica que  a consciencia se hayan hecho tantas barbaridades y traten de justificarlo en pro de nuestro beneficio social.
Canal 9 no se la han cargado ahora, se la cargaron el día en que cuatro en una habitación pensaron que ese ente era suyo y podían hacer con él lo que les dieran la gana para su propio beneficio y de su partido. Se la cargaron los que tragaron y callaron, se la cargaron los que colocaron a tantos enchufados por seguir esa misma línea recta y muchos de sus profesionales por no gritar en su momento por miedo ó egoísmo, por el motivo que cada uno de nosotros hayamos tenido para callar ante tanto exceso e injusticia "legal". No lo olvidemos las próximas elecciones, somos todos cómplices de los desmanes de nuestro gobernantes. Y lo peor han y hemos hipotecado nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos, unos por acción y otros, nosotros, por omisión. No sé si son las reglas del juego ó lo que hemos aprendido ó lo que esta sociedad nos obliga como en una selva salvaje; de lo que sí estoy seguro es que hay que cambiarlas ya. Por imperativo moral o mortal según se mire.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Halloween juajuajua


Me quedo perplejo cuando veo cómo somos capaces de hacer nuestras algunas tradiciones que realmente no lo son. Cualquiera que tenga los años suficientes sabrá que aquí no se ha celebrado nunca Halloweeen hasta hace pocos años, como tampoco Papá Noël y algunas otras festividades menos extendidas y conocidas.
Si los Celtas levantaran la cabeza y vieran que han hecho los americanos con sus tradiciones espirituales alucinarían en estereofónico. Impresiona entrar en un hipermercado y ver un montón de metros cuadrados llenos de calabazas con ojos y boca, brujas, fantasmas, monstruos, zombies, telas de araña... Da que pensar cómo todo aquello que atrae el consumo se encumbra hasta conseguir que lo sintamos como propio. Aquí siempre me surge una pregunta: ¿Qué o quién construye nuestros deseos?
Me vienen a la cabeza ahora los ríos de tinta y de palabras que se vertieron acerca de sí el presidente del gobierno ó el de una comunidad española debe o no saber inglés(lo llamativo es que probablemente creemos que una persona es mejor que otra o con más valor que otra según su formación académica). Me retumba en la cabeza como en los últimos 30 años, especialmente, el inglés se ha convertido en el Esperanto del mundo. Me recorren la cabeza muchas preguntas dedicadas a entender por qué ha pasado de un aprendizaje más a ser aparentemente tan necesario.
Me pregunto por qué una calabaza con dos agujeros arriba uno en el medio y una sonrisa mueve tantos hilos. ¿Qué habrá detrás del naranjito americano?
Quizá un hechizo para la noche de difuntos para protegernos del mal, del miedo a la muerte, del miedo al miedo. ¿Y da miedo que tú hijo no sepa hablar inglés porque al parecer no va a tener un buen futuro?
Hay que ver cuántas cosas damos como buenas sin hacernos todas las preguntas, incluso sin preguntas. Las convenciones son cada vez más convencionales, más volubles y vacías de contenidos. Solemos aceptar, casi claudicar ante la vertiginosa realidad social, ante el pragmatismo más absoluto, sea al precio que sea. ¿Cuánto de nosotros vendemos por conseguir colocarnos en la primera fila? Más aún, ni eso, cuanto perdemos de nosotros para simplemente pertenecer a la fila “cómoda, segura y adecuada”, ni siquiera necesitamos los primeros puestos, con un bien visto, cómodo y suficientemente remunerado nos sirve.
Nos atrapan desde el deseo, desde una seguridad construida en nuestra mentes pero inexistente en la realidad, nos atrapamos desde las emociones, chantajeándonos a nosotros mismos.
¿Qué harían los muertos si volvieran a la vida?
Si consiguiéramos contestar a esta pregunta con objetividad seguramente podríamos comenzar a darnos una verdadera oportunidad, dejaríamos de vender nuestro tiempo, al menos gran parte de él y cogeríamos el contenido de cada una de nuestras vidas con ahínco, con ímpetu, pasión y entusiasmo... llenándolas de sentido, de genuinos deseos y construiríamos con ellos los momentos, conectados a nuestro epicentro, desde lo más hondo y creativo, desde las emociones y la razón unidas a nuestra realidad  y especialmente a nuestra identidad, ligada al movimiento de la experiencia y al conocimiento. En una búsqueda de un ser humano único, contradictorio, fuerte y débil, consciente de sus condicionamientos y de su necesidades. Sabedor de los contenidos de nuestra naturaleza cultivada.
¿Vida y muerte en todo lo que existe? Almas, espíritus, significados, creencias, fe, celebraciones, drogas, des-inhibiciones, buscando el cambio de ánimo, sentirnos calabaza o princesa, príncipe o sapo, el patio feo ó el cisne, pequeños o grandes, pulgarcitos o gigantes, disfrazándonos de otros para no ser siempre los mismos, convertidos en monstruos de varias cabezas, cuando todas las ganas se liberan entre muchos personajes, el doctor Jekyll y Mr. Hide, el principito, spiderman, el capitán alatriste... jejeje...


Un mundo de locos personajes danzando en nuestro interior, en el de todos, cada uno buscando su espacio, algunos compitiendo, otros liderando, otros jugando, otros avergonzándonos, otros mejorándonos... y la mayoría desconocidos, almas en pena que vagan por la mente y las entrañas hasta encontrar su momento y aparecer, elegido entre tantos para vivir un instante... al poco desaparece como cenicienta, hasta que sea encontrado por el ser más poderoso, el yo. De entre todos el que manda, el que gobierna, el que aparece más tiempo, el protagonista de una película más corta o más larga que llamamos vida. Y se preguntan si sigue la vida... en la última noche de octubre, curiosamente el cumpleaños de mi querido abuelo Fite y el día “Fin del Verano” y así comenzaba “el año nuevo celta”; para acabar sin más palabras y con un punto como éste.

martes, 15 de octubre de 2013

Nec-Ocio, lo que no es...



Curiosamente se la llama al Ocio “el tiempo libre”, no sé si los romanos eran conscientes de que la libertad es cosa compleja. La negación del ocio etimológicamente es el negocio(nec-otium), curiosamente todo lo que es el ocio está basado justamente en él. Habría pues que replantearse conceptos, porque si la escuela es importante no me cabe duda de que aprender y enseñar y construir y participar en el ocio es fundamental para  la educación y el crecimiento sano y consciente de las personas.
La mayoría de actividades en el ocio están basadas en el exceso y con ese toque auto-destructivo que describía Freud con la pulsión muerte. Si bien la evasión ha sido parte de la historia del hombre no es menos cierto que el mercado ha ido marcando, en pro de su intereses económicos, las modas y tendencias hasta llegar al hoy. Desde la música, el alcohol y las drogas se han ido cambiando las costumbres, vestimentas, circos y matices, pero en el fondo poco se ha evolucionado en las maneras y contenidos del ocio, casi todo pasa por el dinero y el consumo a saco, con muy poco criterio y aún menos calidad.. La tendencia a aborregarnos como manadas para recordarnos aquella frase que en una época fue tan famosa: “¿Donde va la gente? A la Bony de Torrente...”
No es ninguna barbaridad afirmar creo, que el ocio está en crisis, como tantas otras cosas, y no me extraña lo más mínimo, como dice el refrán lo poco gusta y lo mucho cansa. Y parece que la falta de dinero a acelerado la caída en picado de las fórmulas-aunque las creemos modernas y actuales- no pueden ser más tradicionales. Su estructura interna es la misma desde hace muchísimos años y especialmente desde los últimos cien años. Eso sí, en cuanto a la cantidad casi todo se ha popularizado pero en cuanto a la calidad la cosa va a la deriva y  cuesta abajo, hasta imagino que pronto dará con un muro que en unos años se romperá en pedazos si no lo está ya. La cuestión es si seremos capaces de poner nuestro granito de arena para que esto cambie porque al final y no sé si simplifico mucho o nada, todo acaba en la búsqueda de sexo, amor, amistad y compañía y en ese orden creo. O probablemente todo a la vez. Pero en el camino me parece indispensable encontrarse con la alegría, la diversión, la sorpresa, el cariño, la ternura, la risa y la sonrisa, el placer para seguramente y en momentos menores encontrarse con sus contrarios.

Me viene una pregunta a la cabeza: ¿Para qué sirve ese gran desinhibidor que es el alcohol? Nos produce una sensación chispeante que nos conecta momentáneamente con el placer para a la mañana siguiente o más o incluso antes, conectarnos con el dolor y el displacer.
Las respuestas no dejan de ser muchas pero creo que todas tienen el mismo denominador común: ¿Nos construimos o nos destruimos? ¿O ambas cosas son necesarias, quizá consustanciales a la psicología humana? Al menos si nos centramos en los actuales niveles de consciencia. La pregunta tiene tela y las respuestas varios trajes. ¿Cómo si no contestar o intentar explicar la contradicción?
Me temo que hay que convivir con ella constantemente...
El ocio es algo muy importante y no le damos la importancia que tiene, pocas personas se ocupan de él, para construirlo hacen falta muchas cabezas y toda su imaginación. La cultura se ha salido o la han despedido del ocio mayoritariamente, son pocos los momentos construidos con creatividad, trabajo y disfrutada dedicación. Se fue sin darnos cuenta, a pocos, de generación en generación, hasta que llegue un momento que “salir de fiesta” sea más aburrido y hastiante que el peor de los trabajos. Seguramente el trabajo no es tan malo ni el ocio tan bueno. Pero nosotros, seres en potencia siempre, tenemos la obligación de construirnos día a día, disfrutando mayoritariamente, el dolor no hace falta buscarlo viene solo y casi siempre sin avisar, al menos la mayoría de ellos o los más duros.
Parece pues que nos educan para el trabajo y nos construyen el ocio casi exclusivamente para consumir. Me parece pues que si estoy en lo cierto es hora de darle un vuelco a tanta desidia y replantearnos si queremos el ocio que nos dan o intentamos construirlo juntos, aportando cada uno, sumando, llenándolo de contenido, al menos para que nos nos llamen gente, y no es que la palabra me disguste sin más, pero no somos borregos. ¿O sí? Pido disculpas a un animal tan familiar.

domingo, 22 de septiembre de 2013

El amor, el dolor y la sangre


La cabeza se conecta en tiempos de dolor con todas nuestras carencias, las reales y las que nos inventamos, en un todo auto-destructivo que en la mayoría de casos se retro-alimenta desde todos aquellos conflictos del pasado, de nuestra historia personal y de  la relación con los demás y con el mundo. Son esas pequeñas(o  grandes) manchas que enturbian el presente y la proyección del futuro desde una pesada mochila fruto del hecho de estar vivos y en acción. Como dice un buen amigo con la metáfora de la libreta: En este caso son todos esos tachones que uno mientras escribía su día a día corregía desde una tinta imborrable dando como fruto libretas y libretas llenas de tachones, incluso páginas completas, en el extremo, libretas completas que se trataban de borrar con esa superposición que no hace sino recordarnos justamente nuestra debilidad y nuestras limitaciones.
El pasado fin de semana lo pasé con una mujer vampiro, no es la primera vez y espero que no sea la última por el bien de lo humano frente a lo puramente cibernético. La encontré entre penumbras la primera noche del solsticio de verano, la playa estaba llena de personas con ganas de diversión, entre tanta gente, los solitarios y los vampiros pasamos desapercibidos, la luna lo sabe y las estrellas y el mar y pocos más. En esa noche los ritos se muestran tranquilamente sin temor a ser descubiertos. Los pies en el mar y el sexo rodando por la arena de la playa mientras las bocas masticaban y las gargantas tragaban líquidos desinhibidores parecidos a la Fluoxetina, la Paroxetina y el Citalopram pero de efectos más rápidos.
Al ver todo aquel cuadro en soledad uno parece alcanzar una cierta hipersensibilidad a la compasión entre personas, fieras y seres híbridos. Así tropecé con el vampiro, un imán  de energía electromelancólica lo atrajo hasta mi con la misma seguridad que se tiene a   que se repetirá el movimiento de cada ola y sus sonidos. No podría ser de otra manera si se llega a comprender en uno mismo y en los demás las dos(o más) pulsiones humanas.
Me la encontré mordiéndose el antebrazo izquierdo, mientras esnifaba un gramo de cocaína de una sola vez por el canuto derecho de la nariz, una de las arterias del cuello se movía al ritmo de las olas y sus ojos, como tantos, estaban tan carentes de vida que se podía oler la tristeza más triste. Giró su cabeza me miró y se desplomó, dándose un golpe rudo y seco contra la esquina del banco donde estaba sentada. Los dos perdimos el conocimiento, la duda estaba en si lo podríamos recuperar...
Se acercaron tres chicos a socorrerla, la elevaron y le echaron un poco de agua por la cara y el cuello, mientras le preguntaban si estaba bien y pedían ayuda entre la muchedumbre sin conseguirlo. En un par de minutos despertó, creía que iba a morderles pero no lo hizo, sus ojos brillaron de nuevo al sentir una de esas seis manos cogiéndole la suya y ver la sonrisa en sus caras cuando vieron que abría los ojos y se desvanecía en sus mentes las sensaciones premonitorias hacia una muerte probable e inoportuna en una noche festiva. 
Me acerqué despacio, degustando cada bocanada de aire en mis pulmones llenos de humo. Al llegar me preguntaron si la conocía y les dije que sí, me senté a su lado, hombro con hombro, como sosteniéndonos el uno al otro, se quedaron conformes y se marcharon, mientras los dos a la vez pronunciamos un gracias casi mudo.
Estuvimos más de una hora en la misma posición sin decir una palabra, de pronto me miró y dijo tengo hambre y me mordió en el hombro, primero sentí un dolor intenso y luego un placer enorme no exento de un miedo tan desconocido como potente. Con la boca llena de sangre la besé y se reflejó en mis pupilas como en un espejo. De pronto se levantó y me cogió de la mano, paseamos entre la gente durante toda la noche, riendo con unos, bailando con otros, mojándonos los pies en el mar y en la arena y mordiéndonos el uno al otro cada hora exacta entre el dolor y el placer, entre el amor y el odio. Sonó como un disparo y un castillo de fuegos artificiales comenzó con colores  muy vivos en el cielo oscuro, las cabezas hacia arriba mirando el espectáculo daban el ángulo perfecto para morderlos a todos dijo ella, la miré y nos sonreímos cómplices entre la vida y la muerte.
En unos pocos minutos iba a amanecer me susurró un adiós al oído y desapareció entre la multitud, me senté al borde del mar esperando lo peor pero no pasó nada.
Desde entonces me busca y la busco cada vez que la luz se esconde, sin saber que ella no es una mujer ni yo un vampiro.

jueves, 15 de agosto de 2013

El Verano nos saluda



Dedicado a Paco Paquito Pancho
Tengo los dos pies metidos en el agua, los peñones siempre me han cautivado, incluso en invierno. He escuchado muchas anécdotas de la Jarra, también he vivido alguna. Mi primera novia vivía allí. Teníamos once años. Es una pena que se encuentre el edificio en un estado más que deplorable, deprime a estas alturas sentir como no se cuidan algunas cosas imprescindibles para la historia de un pueblo. Quizá es que me he hecho viejo, a mis sesenta y jubilado uno tiene tiempo de ver las cosas con mucha calma. Demasiadas personas hemos vivido siempre deprisa, detrás de la zanahoria como los burros dando vueltas en las antiguas norias. Parece que cuesta aprender, nos ocupamos de una cantidad de cosas nimias cuando hay cuestiones de fondo sin resolver. Qué buen rato estoy pasando, hacía más de cuarenta años que no metía los pies en este agua cristalina y fresca. Lo bueno de la naturaleza es que tarda muchos años en cambiar, solo nosotros hacemos lo bonito feo o dejamos de conservar lo que no vemos o no conviene o... quién sabe. Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, en cierto modo estoy de acuerdo, no son pocas las veces que me ha pasado, ahora bien, cuando son muchos ojos los que miran, entonces es que algo falla. 
El otro día cenando con una cumpleañera le dije, no sin dolor, que vivimos en una sociedad muy enferma, emanan, afloran las miserias humanas en cada rincón de todo lo que rodea  al dinero, al trabajo, a la crisis, a sus consecuencias, derivadas y daños colaterales en lenguaje dulce. Parece y quizá sea cierto que el dinero lo impregna todo de un tufillo necesario y degradante, nos convierte a todos en adictos, si no olemos no podemos vivir, al menos bien. Cuestión muy discutible pero a la vez muy real, al menos hasta que pasen mil o dos mil años más. No sé si me quedaré corto. Lo mismo da, no vamos a verlo, antes aparecerá la de la guadaña y nos arreará un buen tajo.
Dejo caer mi mano derecha sobre el agua, estoy tumbado sobre una roca plana y muy caliente y me pregunto para qué tanto spa ni tantas leches si la natura lo tiene todo, al menos si te fijas. Que quejica me he vuelto con los años. No aguanto ni las mierdas de perro por todas las calles de Buñol, ni a los niños gritones o pesados. Eso sí me encantan los cigarrillos, el café y los boleros.Y una buena charla  con personas, no hay tantas, al menos en mi experiencia. De hecho tengo  a mi lado una bolsa de papas vacía flotando en el agua y un bote de cerveza vacío y caliente que por fortuna me sirve de cenicero. Me pongo a pensar quién en su sano juicio se los dejaría en un lugar tan hermoso, igual pensaron que vendría yo y no traería cenicero o quizá unos tienen que ensuciar para que otros limpiemos, llevo en la mochila una bolsa de plástico, desde que salí esta mañana temprano de casa la he llenado, somos muy cerdos, gorrinos pero gorrinos. No tengo claro si nos sabemos apreciar lo nuestro o estamos tan jodidos que nos somos capaces de ver más allá de nuestras amarguras. Hoy parecen multiplicadas. En el ambiente este verano se respira poca alegría, de hecho tengo que tocar el saxo y la guitarra de vez en cuando para entusiasmarme en  melodías que remueven todo lo que tengo adentro. Y les aseguro que malo y bueno dentro algo hay. Siempre me han gustado los vasos llenos, ya estoy yo para vaciarlos.
Escucho una rana, parece que está contenta. Mientras yo sigo pensando en todo esto que va ocurriendo que llamamos vida y en como nos relacionamos con nuestro entorno, el natural es el que más me ocupa hoy pero mi cabeza se va más lejos. Este sonido del agua relajaría a un esquizofrénico y quizá a algunos de mis desamores. Duelen, el silencio a veces también, sobre todo sobre el cemento, es difícil aquí entre la naturaleza sentirse solo. Los pájaros, las mariposas, el agua, las piedras, los árboles, la brisa... se convierten en amigos del alma, de esos que no te abandonan pase lo que pase nunca.

Ave, el verano os saluda, desde una ventana que solo cierra el párpado, el fuego o el cemento. Cada mañana abro los ojos y suena un algo dentro, quizá canciones, tangos, boleros... y otras que me siguen contando lo importante. Y eso que lo importante duele mucho cuando no está. De pronto me viene a la cabeza una frase que como otras rondan en mi memoria décadas y décadas, compañeras de tantos anhelos, de tantos placeres, alegrías, sufrimientos y fracasos. O quizá no hay de estos últimos, solo son experiencias: “Persigue a las mariposas y nunca las atraparás, contempla a las mariposas y vendrán hasta a ti.”  Os deseo un buen verano. A ti... también.

viernes, 2 de agosto de 2013

Pompas de Jabón(Relatos de Verano)




Acostumbraba a buscar pompas de jabón en todas partes, expectante e ilusionada mirando los efectos físicos de la luz y de las formas que se consiguen con un Fairy espumoso y un movimiento limpio. Las encontraba en las pupilas, en las sonrisas, en las caricias, en los abrazos, en las lágrimas, en una mueca, en un gesto. En una película. En sus sueños y en los sueños de los otros, incluso en los que aparentemente no tenían sueños. Una vez hasta encontró una pompa de jabón en la boca de un amante amado. Incluso se lo dijo aunque él no la creyó. A veces es difícil creer, la estricta realidad se apodera de todo. Para ella, las pompas de jabón contenían una enorme belleza, las sentía mágicas. La belleza, si se sabe mirar, está en casi todas partes, era fácil encontrarla ejecutando limpios y suaves movimientos entre las cosas y las personas más diversas. Había vivido muchas veces esos encuentros. No les contaré ninguno de ellos, ni siquiera los más  curiosos, pertenecen a la lealtad de nuestros secretos.
Tenía ojos fotográficos. Esos ojos que lo graban todo y al día siguiente o al otro la memoria rebusca entre todo lo que sabe y crea una conexión. Algunos le llaman a esto experiencia porque se concatena todo lo que somos y sabemos con la nueva interacción, dando como resultado una conjunto de emociones entre viejas, conocidas, reconocidas y nuevas. Solo la identidad permanece así íntegra, sirve como cordón umbilical entre lo que fuimos, lo que somos, lo que quisiéramos ser y lo que seremos.
Las pompas surgen siempre en una atmósfera fértil, desde los sonidos de una chicharra en una  noche fresca, limpia y estrellada, desde pequeños rituales cotidianos y no tanto, desde deseos intangibles desde el primer día de nuestra vida. Ella lo sabia, no hay mejor cosa que el conocimiento de la mente humana, de sus sendas, rutas, caminos, barrancos y desfiladeros. Una enorme cordillera casi sin explorar, menos aún si nos colgamos desde las alturas a las lianas que se entrecruzan para no caernos de bruces contra la tierra más real, más roja, más radical y tajante, casi perversa.
Pompas de jabón que se llenan de aire, del que se respira, del que se suspira para vaciar lo lleno. Todo lo sentía adentro en los confines del cuerpo, entre la carne y lo sentido. Buscaba y buscaba entre todas las cosas calma, sosiego, plenitud, algo con sentido, algo en lo que creer en busca del sentido. 
Las olas del mar en verano fueron testigos de muchas de ellas, se mueven a un ritmo ancestral que se une a los latidos de un corazón tierno y quizá dolido, unido desde la fuerza de que da el deseo de vivir, de sentirse vivo. Enorme su energía, tan grande que hace cambiar el agua que recorre la tierra convirtiéndola en una burbuja que busca su forma como nosotros buscamos nuestro destino, incierto siempre, pendiente de un hilo que une las acciones, las tendencias, los sentimientos y las razones, un compendio de lo que somos en cada tiempo. La memoria fotográfica ayuda a componer el rompecabezas, a distinguir una pieza de otra, a componer las figuras, las partes, convirtiéndolo en una imagen completa, una visión primero ilegible, después compleja y compuesta, para terminar siendo una forma con un contenido concreto dispuesto a convertirse en un lenguaje propio, intransferible, único, indescifrable. Solo al cierre rápido de los párpados se queda una instantánea grabada de entre todas, cambiando de forma al contacto con la espuma blanca con la que se abraza. Todo parece provenir de uniones certeras, de caminos que se cruzan formando un núcleo desde donde elegir otra ruta. Por eso ella sigue buscando aguas distintas y espumas diferentes, trata de conseguir crear nuevas realidades, nuevos núcleos con nuevos caminos, nuevas relaciones con nuevas personas, rutas absolutamente singulares por las que pasear entre el bienestar y caminar entre las dificultades, aceptando con una delicada sonrisa todo aquello que ocurre, que sucede dentro y fuera de sus límites. Ella camina ahora despacio por qué caminó muy deprisa. Se fija en todos los lugares donde pueda  existir una pompa de jabón, sabiendo que son únicas y breves, propias del instante, sin repeticiones, como muchos momentos que nos perdemos al mirar tan deprisa, al pensar tan deprisa, al desear tan deprisa, a cambiar tan deprisa, a vivir tan deprisa.
Y siguen, y siguen y siguen diciéndole cada día que es rara, porque vive despacio, porque se fija, porque gusta de cada pompa en cada sonrisa, sintiendo la calma, la serenidad recuperada en el brillo oculto de todas las realidades.

jueves, 25 de julio de 2013

El amor, el dolor y la sangre (Relatos de Verano)



La cabeza se conecta en tiempos de dolor con todas nuestras carencias, las reales y las que nos inventamos, en un todo auto-destructivo que en la mayoría de casos se retro-alimenta desde todos aquellos conflictos del pasado, de nuestra historia personal y de  la relación con los demás y con el mundo. Son esas pequeñas(o  grandes) manchas que enturbian el presente y la proyección del futuro desde una pesada mochila fruto del hecho de estar vivos y en acción. Como dice un buen amigo con la metáfora de la libreta: En este caso son todos esos tachones que uno mientras escribía su día a día corregía desde una tinta imborrable dando como fruto libretas y libretas llenas de tachones, incluso páginas completas, en el extremo, libretas completas que se trataban de borrar con esa superposición que no hace sino recordarnos justamente nuestra debilidad y nuestras limitaciones.
El pasado fin de semana lo pasé con una mujer vampiro, no es la primera vez y espero que no sea la última por el bien de lo humano frente a lo puramente cibernético. La encontré entre penumbras la primera noche del solsticio de verano, la playa estaba llena de personas con ganas de diversión, entre tanta gente, los solitarios y los vampiros pasamos desapercibidos, la luna lo sabe y las estrellas y el mar y pocos más. En esa noche los ritos se muestran tranquilamente sin temor a ser descubiertos. Los pies en el mar y el sexo rodando por la arena de la playa mientras las bocas masticaban y las gargantas tragaban líquidos desinhibidores parecidos a la Fluoxetina, la Paroxetina y el Citalopram pero de efectos más rápidos.
Al ver todo aquel cuadro en soledad uno parece alcanzar una cierta hipersensibilidad a la compasión entre personas, fieras y seres híbridos. Así tropecé con el vampiro, un imán  de energía electromelancólica lo atrajo hasta mi con la misma seguridad que se tiene a   que se repetirá el movimiento de cada ola y sus sonidos. No podría ser de otra manera si se llega a comprender en uno mismo y en los demás las dos(o más) pulsiones humanas.
Me la encontré mordiéndose el antebrazo izquierdo, mientras esnifaba un gramo de cocaína de una sola vez por el canuto derecho de la nariz, una de las arterias del cuello se movía al ritmo de las olas y sus ojos, como tantos, estaban tan carentes de vida que se podía oler la tristeza más triste. Giró su cabeza me miró y se desplomó, dándose un golpe rudo y seco contra la esquina del banco donde estaba sentada. Los dos perdimos el conocimiento, la duda estaba en si lo podríamos recuperar...
Se acercaron tres chicos a socorrerla, la elevaron y le echaron un poco de agua por la cara y el cuello, mientras le preguntaban si estaba bien y pedían ayuda entre la muchedumbre sin conseguirlo. En un par de minutos despertó, creía que iba a morderles pero no lo hizo, sus ojos brillaron de nuevo al sentir una de esas seis manos cogiéndole la suya y ver la sonrisa en sus caras cuando vieron que abría los ojos y se desvanecía en sus mentes las sensaciones premonitorias hacia una muerte probable e inoportuna en una noche festiva. 
Me acerqué despacio, degustando cada bocanada de aire en mis pulmones llenos de humo. Al llegar me preguntaron si la conocía y les dije que sí, me senté a su lado, hombro con hombro, como sosteniéndonos el uno al otro, se quedaron conformes y se marcharon, mientras los dos a la vez pronunciamos un gracias casi mudo.
Estuvimos más de una hora en la misma posición sin decir una palabra, de pronto me miró y dijo tengo hambre y me mordió en el hombro, primero sentí un dolor intenso y luego un placer enorme no exento de un miedo tan desconocido como potente. Con la boca llena de sangre la besé y se reflejó en mis pupilas como en un espejo. De pronto se levantó y me cogió de la mano, paseamos entre la gente durante toda la noche, riendo con unos, bailando con otros, mojándonos los pies en el mar y en la arena y mordiéndonos el uno al otro cada hora exacta entre el dolor y el placer, entre el amor y el odio. Sonó como un disparo y un castillo de fuegos artificiales comenzó con colores  muy vivos en el cielo oscuro, las cabezas hacia arriba mirando el espectáculo daban el ángulo perfecto para morderlos a todos dijo ella, la miré y nos sonreímos cómplices entre la vida y la muerte.
En unos pocos minutos iba a amanecer me susurró un adiós al oído y desapareció entre la multitud, me senté al borde del mar esperando lo peor pero no pasó nada.
Desde entonces me busca y la busco cada vez que la luz se esconde, sin saber que ella no es una mujer ni yo un vampiro.

9 millones de palabras




He contado cuántas palabras  contiene el ejemplar 499 de tucomarca.com, las he multiplicado por 500 números y el resultado ha sido en estos casi 10 años(el cumpleaños será el 18 de Septiembre de este año) de 9.200.000 palabras y si le añadimos las fotografías serían unas 60.000. Si además añadimos los diseños, las entrevistas, la televisión, las noticias, los contenidos y el cómo y el cuando, las redes sociales, la web, la comercialización... podemos decir sin temor a equivocarnos, objetivamente, que se ha hecho un gran trabajo para conseguir llegar al número 500 que tiene entre sus manos.
En estos años he escrito unos 120 artículos de opinión en ésta página y he visto de cerca como se ha ido desarrollando y consolidando un proyecto empresarial-familiar con mucho esfuerzo y un canal de información y de comunicación que ha sabido evolucionar con internet, las redes sociales y su televisión convirtiéndose en el referente informativo de nuestras comarcas, más allá de las controversias, opiniones, responsabilidades y tensiones que siempre provoca un medio con el poder de llegar a tantas personas.
"No puedo estar sin escribir. Siempre digo que no tengo sangre en las venas sino tinta de imprenta mezclada con un poquillo de güisqui" Dijo el recién fallecido Enrique Meneses, maestro de periodistas. Y así lo creo yo, hay que tener algo de tinta en las venas para tomar el riesgo de editar, de construir y de dejar impreso en el tiempo todo aquello que va sucediendo mientras vivimos. La verdad es que es una maravilla poder dedicarte a lo que te gusta y encima que tenga sentido más allá de la primera persona. En este sentido un poco de envidia sí les tengo a Pilar, a Vicente y a Miguel Ángel y al equipo de tucomarca.com.
No suele ser fácil en nuestro pueblo que se produzca reconocimiento alguno, resulta extraño, se diría que no son muchos los que saben lo que cuesta crear y sobre todo mantener en el tiempo un proyecto de envergadura vivo, creciendo desde un cierto dinamismo siempre complejo cuando sabemos los condicionamientos y la dificultad que entraña el mantenimiento económico de un medio de comunicación de ámbito comarcal. Como cualquier pequeña empresa se tienen que hacer muchas cábalas para llegar a final de mes y muchas horas para conseguir salir todas las semanas a tiempo y manteniendo el interés de lectores, comerciantes y empresas. Tareas todas ellas complejas que, como en todo lo humano, encontraremos a lo largo del tiempo tanto aciertos como errores, porque los únicos que no se equivocan son aquellos que están quietos, aquellos que normalmente no toman nunca ningún riesgo y que para más abultamiento suelen ser muy críticos(cuando no desagradables) con aquellos que se atreven a construir,  pese al riesgo del fracaso y al esfuerzo para mantener vivo ese espíritu emprendedor, audaz, creativo y comprometido con uno mismo, con el equipo y con la sociedad.
En tiempos como estos conviene tener bien abiertos los ojos y humilde la boca, si algo tiene de bueno esta crisis es que nos ha demostrado, como la muerte, que todos somos iguales cuando al poder real se le va la mano, por no hablar de abuso. Somos todos, desde los trabajadores hasta muchas de las grandes y pequeñas empresas los que estamos pagando y pagaremos los jueguecitos y los excesos del poder financiero y político. Se han abierto las perspectivas y las consciencias a poco que uno mire y vea con cierto detenimiento. Por eso es tan importante ser capaces de aprender de la experiencia, de leer y de escuchar, de entender hasta comprender, de ser capaces de organizar y seleccionar tanta información para llegar a conclusiones claras dentro de un mundo capaz de transmitirnos tanta complejidad, cuando en realidad todo es mucho más sencillo: La Avaricia, el Poder y el Tener sin medida hace mucho que manipula nuestras vidas, desde la educación, la publicidad y el consumo sin sentido. Todo nos lleva a donde conviene, hasta los deseos parecen construidos desde el artificio de la economía financiera.
Son tiempos de comenzar a valorarnos, a no vivir de una forma competitiva sino cooperativa, a entender que todos necesitamos de los demás, incluso hasta límites que parece que no tenemos demasiado claros, nunca deja de sorprenderme como desde la maravilla del individuo olvidamos la importancia del género, pero sobre todo los nidos emocionales, aquello que nos identifica como pueblo, señas que son guiños a nuestras emociones más necesarias y que se transmiten a través de la información, por eso son tan importantes los medios de comunicación y han tenido tanto éxito las redes sociales.

Es hora de valorar lo que tenemos y de celebrar que durante 500 números y 10 años hayamos podido informarnos, leer opiniones de todas las ideologías y personas, leído un agradecimiento de pésame, los resultados de los deportes, el tiempo, la cartelera cultural, las noticias más relevantes... son nuestro día día, una selección de nuestra vida social(otros harán otras) y un especial fondo documental y gráfico que se quedará para la historia. Tú, es su logo, enhorabuena.

No me interesa




"No me interesa la política" la frase más usada cuando pides a alguien participar en ella, no imaginan en los últimos tiempos la cantidad de personas que me han contestado así, de muy  diferentes formas, aún con el mismo contenido. Les entendí a todos perfectamente, incluso me sentí reflejado en algunas de sus palabras totalmente. Hasta hace poco hubiese contestado lo mismo. Y es que a cualquier cosa se le llama política, lo que vemos a diario en los periódicos, en las tertulias televisivas, las leyes que dirigen y condicionan nuestras vidas... Menuda mezcla de conceptos y de realidades, no me extraña en absoluto que a la mayoría de las personas no les interese ni en lo más  mínimo participar en política. Mi respuesta es y sigue siendo la misma. A mi tampoco, pero ¿lo que vemos, oímos y lo peor, sufrimos, es política?
Si les parece bien iremos al diccionario, es una manera estupenda de aclarar conceptos, qué es la política:
"1  Ciencia que trata del gobierno o la dirección de los estados, las ciudades o las colectividades en general.
2   Conjunto de acciones encaminadas a gobernar un estado, autonomía, ciudad,etc.
3   Actividad del conjunto de los ciudadanos que participa en los asuntos de un estado, una ciudad, una autonomía, etc., con su voto, sus peticiones, sus protestas o de otra forma.
4   Modo que tiene una entidad o una persona de llevar o dirigir sus asuntos.
5   Habilidad o diplomacia para tratar un asunto y conseguir un determinado fin."
Probablemente si nos vamos al concepto más genérico todo aquello que tiene que ver con el gobierno sería política, sin embargo a mi me gusta ser más preciso en su acepción tercera: ”Actividad del conjunto de los ciudadanos que participa...” y es justamente en este movimiento donde a mi entender se hace verdadera política o no se hace. Si los ciudadanos participan más allá de las elecciones o no lo hacen. Entiendo que no es fácil, ni cómodo, ni quizá tengamos hábito de participar en política, todavía más sin dogmas y sin pensamiento visceral, en las últimas dos décadas los políticos nos lo han puesto muy difícil. Otra dificultad es la incapacidad para escuchar a los demás, más si cabe, si sus opiniones te rechinan, sin embargo, no creo que haya mayor riqueza que la pluralidad, es sin duda la única manera de vivir experiencias en la interacción que sirvan para crecer, que nos muevan por dentro y pongan en entredicho todos aquellos credos inamovibles con los que casi todos en mayor o menor medida cohabitamos. Tengo la impresión de que sí fuésemos capaces de mirar al otro con los ojos bien abiertos otro gallo nos cantaría, sobre todo, a nivel local, pues suele ser cierto que todo lo que es realmente interesante para la personas viene desde abajo hacia arriba. Todos los grandes cambios en la historia humana se han producido desde la base de la pirámide, por acción, por omisión, por manipulación, por inducción... etc. Pero no han sido organizados desde ella.

Todos los partidos políticos actuales se nutren y se mantienen desde la base ciudadana pero se alejan de ella sin darse cuenta en el mejor de los casos, la mayoría usan ese poder que les cedemos para satisfacer sus propios intereses y lo que es peor, los intereses de aquellos de los que reciben las prebendas, el mal llamado prestigio , son  los que tienen el poder del dinero. No creo necesario, por obvio, en la situación actual, poner ningún ejemplo, todos los medios de comunicación a diario nos los muestran, eso sí con la lectura que a cada uno de ellos interesa, también son una clase y también son poderosos. Es pues evidente que la manipulación de la base ciudadana es sin duda el fin necesario para mantenerse en el poder, como en el fútbol, dos grandes opciones(Madrid-Barcelona) crean la rivalidad suficiente(PP-PSOE) para que cuando vayamos a las urnas nos decantemos por uno o por otro, alimentar esta pugna les asegura la alternancia en el poder, lecturas ciudadanas más allá son las que sustentan los partidos minoritarios que poco tiene que hacer frente a ellos, de ahí los nacionalismos, único sentimiento poderoso más allá de los gigantes: ¿Quién quiere ser de los que nunca ganan? Son muy listos, saben tocar muy bien los resortes fundamentales: El miedo, la grandeza, el amor a nuestra tierra,  la victoria y la derrota, el pragmatismo y un largo etcétera.
Parece pues hora de que los ciudadanos, al menos dentro de nuestras posibilidades, nos organicemos siendo capaces de participar de verdad, no permitiéndoles que sigan campando a su anchas por los despachos y pasillos del poder, al menos sin que se comprometan día a día a escucharnos  y darnos explicaciones de todo aquello que se hace en nombre del también desgastado, podrido y derretido Bien Común. Es hora de organizarse desde abajo hacia arriba: ¿Seguro que no te interesa participar?

Atados como una piña




Acabo de llegar a Carcalín, me encanta, abro la puerta, descargo los trastos y enciendo el fuego, no es que haga mucho frío pero es tan reconfortante el sonido, el olor y la visión de una chimenea encendida, no he podido reprimirme. Demasiado placer para una época de lo contrario. Está nublado y una constante y silbante brisa se oye detrás de la puerta. Levanto la cabeza y mis ojos se llenan de cielo. Parece otro mundo, para mi mejor, mucho más cercano  a mi concepto de vida. Pero hasta para disfrutar de esto hay que dejarse, darnos permiso. Solemos tener una tendencia a conectarnos con lo negativo, con los problemas, en vez de recordarnos todo aquello que nos reconforta. Quizá la queja sea una manera de obligarnos a no estar conformes y de esta manera mantener todos los sentidos alerta en una insatisfacción casi permanente. Me pregunto si quizá elegimos las alertas inadecuadas, aquellas que nos apartan del disfrute y nos derivan directamente al miedo. O quizá tengamos una necesidad de seguridad(falsa)que en estos momentos se está viendo seriamente amenazada. Parece que estamos en un tiempo de cambios importantes, eso espero, aunque realmente no tengo muy claro si en el fondo solo nos unimos como una piña para atarnos juntos por aquello de la igualdad comparativa. Qué mayor seguridad que la semejanza, incluso aunque hacer lo mismo que los demás lleve nuestra vida al desastre. Son leyes nos escritas pero quizá más potentes y severas que ninguna otra. Tendemos desde niños a imitar, muchas veces sin preguntarnos si realmente vivimos nuestras vidas o una copia elegida con piezas de otras, por aquello de que "más vale malo conocido que bueno por conocer". El refranero, aún yendo a contracorriente me parece brutal, inhumano en muchos sentidos, severo y radical como el ideal y falto de entrañas, de tripas, de carne y de sangre.
Cada vez que escribo sangre recuerdo a mi "chache" Eusebio "El Cordobés" con sus palabras infinitas "me hierve la sangre torera", tantas veces escuchadas con una sonrisa. Recuerdo breves charlas y un buen rato de reflexión tratando de adivinar sus metáforas mientras me alejaba sintiéndome a la vez tan cercano. Ahora que ya no es mi vecino, se le echa de menos, aunque da un cierto aliento saber que el destino parece que le ha deparado un amor tardío.
Suelo pensar que lo que nos une a los demás es la empatía, participar del contenido del uno en el otro desde una conexión sincera, al hilo de la necesidad de dar mientras recibes o recibir mientras das. Son principios esenciales que llenan de valor todo tipo de relaciones, incluso las aparentemente más superfluas, supongo que casi nunca lo son o al menos así lo espero.
Adivinar el interés latente parece ser parte fundamental en los compromisos de uno mismo con los demás, se diría que las ganas y los objetivos vitales mantienen una  honda colaboración, algo se mueve adentro que nos junta o nos separa como fuerzas gravitatorias opuestas. Apreciarnos, valorarnos, querernos, amarnos, desearnos... pasa por una serie indescifrable de filtros y circunstancias que nos permiten acercarnos o separarnos ante los resultados de las decantaciones previas. Traspasamos los sentidos, la razón, las tendencias, las pasiones y los deseos hasta llegar a un resultado concreto que nos permitirá obrar hacia el acercamiento, la indiferencia o la repulsa. Curiosamente los filtros van cambiando cuando ahondamos en el conocimiento y desarrollamos una verdadera experiencia con los otros. Pasamos de la pura individualidad a sentir la necesidad de los demás, del genero, a través de las semejanzas cuando no de la igualdad. 
Parece que estamos unidos como una piña por fuerzas naturales y culturales, somos semejantes incluso en muchos sentidos iguales, seguramente por eso pueden atarnos juntos, imagino que conocen nuestros miedos y nuestros deseos, anhelos y necesidades, saben perfectamente los resortes que hay que tocar para que como una manada nos dirijamos hacia el lugar que les interesa. Es el poder en abstracto que se concreta en un sistema creado aparentemente desde la igualdad de oportunidades. Nada más incierto. La mayoría estamos atados a él sin remedio, en busca de una seguridad que necesitamos sentir aunque esté construida desde una realidad previamente estructurada. El cambio nos asusta, nos da vértigo hasta el pánico, nos robamos unos a otros (quizá lo más importante) la ilusión, las ganas, el conocimiento y la experiencia, los sueños. Nos dicen que todo es cuestión de esfuerzo y trabajo, no es que no sea del todo cierto, pero no es toda la verdad. En la comunicación social parece que haya un único camino pero no es verdad, son muchas los recorridos que tenemos delante, aún así la prudencia, el sentido común, los miedos... nos dirigen solo a uno, a ese que representa el trabajo seguido del dinero, el consumo seguido del ancla de los pagos aplazados, hipotecando la mayor parte del tiempo de nuestra vida. Y aun así nuestro descontento no es producido por este sinsentido vital sino porque en estos momentos y en otros muchos no podemos ver más caminos, las distintas sendas por las que podría discurrir nuestra vida cada vez, eligiendo dónde girar y dónde quedarnos sentados tranquilamente, disfrutando de nuestro auténtico compromiso con el libre albedrío.

martes, 16 de abril de 2013

¡No me des las espalda madelucau!



Tengo que robar algunas palabras esta noche de hogueras, parece mentira pero todos tenemos que vivir con algún peso, quizá el fuego, ese descubrimiento crucial para el ser humano sea el único capaz de hacer desaparecer los malos augurios y quizá con un poco de magia, o mejor, de fantasía, nos de fuerzas para sobreponernos de un clima repleto de miedos e incertidumbres. Sabía que iba a escribir algo así, jajaja. Llevo todo el fin de semana intentando descubrir el sentido de la vida. Para ser sincero me lo acabo de inventar, queda interesante. Cuando yo era alumno nuestros ídolos eran intelectuales, es curioso ahora son los famosos y famosas güenorros y si saben hacer algo mejor. Le tengo envidia al Justin ese que no sé como se apellida y al David que también está de moda, pero a la española. La jeta vale mucho en estos tiempos, bueno, seguramente en todos. Termino de ver una película y ando aún rumiando algunas frases, también he ido al baño y me he  mirado al espejo. Y para más inri hoy es el día del padre y me he estado acordando del mío. O sea, me he cruzado con la debilidad, la duda, la confusión, la impotencia, el paso del tiempo y no sé cuantas cosas más. Al final he acabado preguntándome si tengo una buena imagen social o no, y me he acordado de la frase “la cárcel del qué dirán”. Y es que, aunque nos hagamos los duros y de vuelta de casi todo, nos gusta que los demás nos aprecien o al menos que no nos desprecien. Cada vez que oigo a alguien que no le importa lo que piensan los demás me encanta, aunque sé que es falso, no es que con esta afirmación tenga nadie ganas de decir lo contrario de lo que piensa con la intención de engañar, simplemente es que las personas nos auto-engañamos y nos auto-complacemos cuando nos acercamos al dolor, al miedo de la debilidad... y otros. El miedo a que nos den la espalda es muy fuerte, de ahí nació la hipocresía, tan necesaria, no hablo de su exceso sino de su existencia sin más. 
Estoy imaginando si todo el tiempo dijéramos todos los que pensamos de verdad  y a todos. Tendríamos pocos amigos, ni siquiera algún conocido simpático. Menos mal que las madres son casi incondicionales. Y los padres casi casi. Y los hermanos casi casi casi. Incluso parte de la familia si les caes bien. No lo tengo claro: Cada vez que digo esta frase me siento como un niño tonto que no aprende, como si la duda o la auto-crítica no fuesen síntomas de madurez. Esto se lo escuché una vez a un filósofo y me parece que nunca me lo he creído del todo, ¡pero como era un gran intelectual! Ya les he dicho que para los de mi generación los intelectuales eran como dioses, los creadores.. etcétera.
Estoy detrás de uno más grande que yo y me está dando la espalda. Me tapa claro. Le he dicho en buñolero: ¡Chico, no me des la espalda madelucau! Ni se ha movido el tío. Luego han tirado una cantidad inmensa de cuetes  y el tío sin inmutarse, después más de sien borrachos y todos apartándonos y el tío ahí quieto. Enseguida me he dado cuenta que era extranjero con tanta melsa. Siempre pienso bien, porque sé que si me hubiese entendido se hubiese apartado, como haríamos la mayoría.
Al final me he ido un poco más para allá y he buscado una fila donde las personas fueran más bajitas que yo y así poder ver de una vez. Lo mejor es resolver los problemas sin conflictos, incluso con nosotros mismos, no vale la pena tanto disgusto, ni tanta preocupación, ni miedo, ni impotencia, ni siquiera vale la pena tener la sensación de no saber nada, algo se sabe siempre, aunque no nos sirva de mucho, incluso a veces de nada.
Vaya, ahora me acabo de acordar que mañana ya trabajo, después de unos días de asueto, menudo momento de acordarme, ahora que casi no me acordaba del tío ese que no me dejaba ver y ya empezaba a sentirme bien de nuevo. Qué pesado es el pensamiento, no para ni durmiendo, siempre mandando algún mensaje que te mueva el culo. ¿Será verdad que lo mejor es no pensar nada y no desear nada? A mi me suena a muerto.
Estoy viendo a varias personas que le gritan al tío que me estaba dando la espalda y se ríen, no sé si de él. ¡Anda!, uno le ha pegado fuego a una mecha y la traca ha comenzado, al fin veo algo. El fuego ha comenzado desde abajo y no hace mucho aire. Me empiezo a asustar, le están pegando fuego al tío y me alegro, me siento un sádico malo. Me calmo, se quema sin gritar, ni siquiera tiene dolor. Me alegro doblemente, hasta es posible que sentir no esté tan mal, aunque muchas veces nos echemos alguna mentira para sobreponernos. Qué línea tan fina entre la realidad y la fantasía.


miércoles, 13 de marzo de 2013

El pueblo unido jamás...



Me pregunto, atrincherado por el frío del inicio de Marzo, por qué nos cuesta tanto a los seres humanos estar unidos en los valores esenciales. Me pregunto cómo puede ser que casi todas las Constituciones de los países democráticos recogen todos esos valores como leyes y por qué no se cumplen. Me pregunto por qué desde 1948 cuando se produjo la Declaración Universal de los Derechos Humanos siguen sin cumplirse en la mayor parte del mundo por unas razones o por otras, incluidos los llamados países más desarrollados. Me pregunto por qué unos cuantos países y sus líderes políticos, económicos y sociales, gobiernan el mundo priorizando los intereses económicos sobre  los derechos y la dignidad de las personas y por encima de la salud y el respeto  a la naturaleza de la que formamos parte. Al preguntarme la cabeza se me ensancha e intento meter todo lo pensado dentro, pero no cabe y además un revoltijo de conceptos, ejemplos, valores, imágenes, noticias, animales, plantas y personas se concentran en un desorden perfecto, ese capaz de crear la entropía psíquica. Se amontona todo, se llena hasta rebosar, se produce un exceso y fieles a nosotros mismos nos evadimos con un: “No soy capaz”. Y es cierto y a la vez falso. Hay una tendencia a la comodidad y al individualismo que se fundamenta precisamente en el egoísmo y en esas sensaciones de impotencia, miedo e incertidumbre, en esa incapacidad aplicada a la experiencia, somos casi insignificantes como decía Gandhi de sí mismo: “Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante. Si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos. Insignificantes no, casi, es ese casi la semilla de la ilusión y la esperanza humana, el género, la humanidad en todo el sentido de la palabra.
Sigo preguntándome, incluso con la cabeza expandida y llena. Surgen respuestas desordenadas y aleatorias, un tanto caóticas, no tienen maldad, ni siquiera pretenden fastidiarme al dificultar mi necesidad de ordenar y comunicar. Palabras y frases hermosas, leídas, escuchadas y vividas a lo largo de la vida: Solidaridad, humanidad, igualdad, libertad, dignidad, creatividad, justicia, derechos, compromiso, social, bien común, generosidad, semejantes pero no iguales, únicos, salud, bienestar, alegría, amor, amistad... español, valenciano, buñolero.
Parece que estas últimas palabras hacen un clic en mi cabeza, marcan diferencias claras y a la vez una secuencia identitaria (ya lo sé). Me pregunto si será esta la paradoja: El orden o la perspectiva.
Una vez leí en no recuerdo el libro que no sabemos marcar los límites en la ayuda a los demás, decía algo así como: Para qué sirve estar angustiado con el hambre en el mundo si tienes a un vecino con el mismo problema y ni siquiera lo sabes. O no sabemos dar y recibir, amar, respetar a los que tenemos al lado...
Cada vez me vienen más preguntas y cada vez siento menos ganas de contestarlas, estoy por salirme a ver una película, o leer y escribir alguna tontería en Facebook o ponerme un buen partido de fútbol de los que tengo grabados, o tumbarme en el sofá y echarme a dormir la siesta del borrego.
Quizá habría que comenzar por el principio en la dimensión social, quizá habría que crear estructuras desde las instituciones cercanas(al menos deberían serlo), los ayuntamientos y crear unos cauces claros, generosos  y respetuosos de participación ciudadana, quizá deberíamos exigir a nuestros representantes que tengan en cuenta nuestra opinión y nuestra voz y para ello haya cauces limpios y claros por los que comunicarnos y participar. Quizá habría que ir pensando en cambiar en la forma de hacer las cosas tanto en los partidos políticos locales y en todas las instituciones(por comenzar por el principio) para después trasladar las necesidades verdaderas de los pueblos a otras instancias, quizá así consiguiéramos un efecto multiplicador y sinérgico que nos beneficiaría a todos, quizá es hora de desaprender para volver a aprender desde una experiencia real, desde las necesidades básicas y el bienestar de la personas, quizá no sea todo tan difícil, quizá dejamos que lo hagan difícil porque a unos pocos les interesa dominar y aprovecharse del poder para su propio beneficio. Quizá deberíamos exigir a los más cercanos un cambio de valores que promueva la cooperación y no la competencia, el diálogo y no la crispación, el bien común frente a los intereses de partido o personales. Quizá es hora de apagar la televisión y de levantarse del sofá, quizá es hora de acciones conjuntas, de hablar de lo que nos une, de ser responsables y construir nuestras vidas y ayudar a los demás a construirse las suyas antes de que nos desahucien del todo... como personas.

domingo, 10 de febrero de 2013

Bar,Cenas y Espectáculo



Horas y horas de televisión, ríos de tinta de todos los colores, voces moduladas, voces aleccionadas. Las palabras escándalo, blanqueo, dinero, millones, euros, prevaricación, financiación ilegal, enriquecimiento ilícito, papeles secretos y manuscritos: Todo un espectáculo mediático. En los bares y en las cenas es el primero o el segundo comentario, opiniones para todos los gustos, la mayoría aprendidas del telediario o de los tan prolijos programas de investigación y opinión. Las últimas semanas ha sido todo o casi todo.
Sorprende la sorpresa, al menos a mi. Somos un país de inconscientes y de analfabetos políticos, cómo si no le diéramos mayorías absolutas a listas llenas de corruptos, cómo si no seguiríamos votando mayoritariamente a dos partidos políticos que se dedican casi exclusivamente a mantenerse en el poder de cualquier manera, cómo si no aguantáramos que un bipartidismo amparado por la Ley Electoral no nos permita elegir a cualquier persona como Presidente del Gobierno si un gran partido no lo elige a dedo o casi y cómo si no permitiéramos tanta injusticia hacia las personas: Desahucios, millones de familias con todos los miembros en paro, una educación de pacotilla, una sanidad al servicio del negocio, el robo del dinero público(esto es de siempre...) y desde hace ya algunos años a saco(esta será la sorpresa), autónomos y pequeñas empresas indefensas llevadas a la quiebra(y a su trabajadores al paro) y a merced de un sistema financiero absolutamente corrompido y protegido por las leyes... y un largo etcétera. Todo esto y mucho más, por acción o por omisión, han sido nuestros políticos los que lo han permitido y lo peor es que siguen permitiéndolo, toda una clase de listos y honorables al servicio de ellos mismos y sus prebendas. Me recuerda la época de los Yupis pero en lo público que aún es peor.
Es una vergüenza ver como se lanzan desde el PP y desde PSOE pelotas de demagogia para ver quién ha tenido más o menos corrupción, como si la cantidad de corrupción fuera una medida para limpiar sus faltas, la incapacidad para la defensa a ultranza de los derechos esenciales de las personas por encima de los intereses de partido o individuales. Se defienden atacando(otra vieja y estúpida estrategia) con el litigio, la picada o  la Final Champion entre contrarios. Y aún peor nos transmiten a los ciudadanos todas estas miserias para que tomemos posición a favor de unos o de otros. No seré yo quien defienda a ninguno de los dos. Ya está bien, no somos idiotas, al menos completos. No somos mercancía, al menos la mayoría, no somos manada, no somos números, ni estadísticas, ni objetos... somos personas.
La política, en el ámbito nacional, autonómico y local está en el peor momento de la historia reciente y lo más preocupante es que casi ningún dirigente parece tener la necesidad de cambiar radicalmente de valores, actitudes y estrategias, la receta es más de lo mismo. ¿Cómo no se dan cuenta después de todo lo ocurrido y cómo son capaces de seguir por el mismo camino si es justo el que nos ha llevado a este gran desastre? ¿Cuándo van a dejar de ocuparse solo de la macroeconomía o de sus intereses para bajar la microeconomía  y con ello a los verdaderos problemas de las personas?
Me pregunto a quién vamos a votar la mayoría de españoles las próximas elecciones, supongo que será de nuevo al PSOE o quizá incluso aún tengan tiempo de limpiar y de generar dudas y miedos para que se vuelva a votar al PP. También me pregunto a que partido votaremos en Buñol y con qué programas y con qué personas se presentarán a las próximas elecciones. Me pregunto si serán capaces de hacer un cambio hondo y necesario para que la política tenga como objetivo el bien común de verdad.
Me pregunto si esto tiene arreglo a corto ó medio plazo, acabo de hacer un paréntesis mientras escribo y he visto el programa Salvados de Jordi Évole sobre Educación, después de escuchar con atención me vuelven a asaltar la duda y la incertidumbre: ¿Seremos capaces como generación de desaprender para poder aprender o será otra generación la que harán un cambio tan importante como necesario para que al final consigamos vivir  el respeto hacia las personas, en paz y con bienestar?
Sería tan hermoso, ver y participar en hacer las cosas para bien.