domingo, 23 de mayo de 2010

Estupendo

Hoy hace un día estupendo. El adjetivo estupendo es muy bueno, califica de una forma positiva. Lo positivo también es estupendo siempre, por eso es muy bueno siempre el calificativo estupendo. Existen personas, animales, plantas, montañas, lugares, cosas… estupendas. Quizá sea una excelente idea dedicar la vida a buscarlas y encontrarlas.
Las palabras se pegan, alguien las dice y nos las apropiamos. Hasta hace unos diez años o un poco más yo no utilizaba el calificativo estupendo. Y fue precisamente un amigo mío quien me la pegó. Tengo otro que ahora mismo está pegando a otros la palabra imbécil, curiosamente en sentido positivo. La verdad es que parece que las palabras tengan vida, aunque supongo que en realidad les damos los vivos esta cualidad.
Mañana será lunes- me acabo de acordar de un programa que hacía Chimo Guarro en Radio Buñol que se llamaba así, se me pegó el título- y parece que los lunes a la mayoría de la gente no le parecen estupendos, los martes y miércoles tampoco, los jueves ya convencen más, pero son los viernes y especialmente los sábados los días estrella, los estupendos. No me apetece pensar el por qué, aunque respuestas obvias no faltan. Pero lo obvio no siempre es estupendo por eso les invito a encontrar sus propias respuestas, no me gustaría aburrirles.
Quiero preguntarles algo: ¿Son ustedes para sí mismos estupendos?
La sinceridad en la respuesta es muy importante. Sé que muchas personas contestarían que sí demasiado rápidamente y también otras que contestarían no con excesiva premura.
El primer condicionante es “la cárcel del que dirán”, no está bien visto el amor propio, se suele confundir con el egocentrismo y la falta de humildad. El segundo es la dificultad para auto-valorarnos sin caer en las garras del ideal, no aceptando lo que somos en pro de una idea del todo imposible: la perfección. El tercero proviene de la educación judeocristiana, el pecado y por consiguiente la culpa. Curioso, conociendo la frase de la Biblia en boca de Jesús de Nazaret: “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Y el cuarto y no por ello menos importante, el error o el fracaso. La debilidad y la equivocación, dos signos esencialmente humanos no cuentan con el beneplácito de los demás. El líder, el ganador, el número uno cobra un significado mítico ante los ojos de los que se sienten mediocres o menos. Los estupendos son esos, los demás no sé exactamente qué somos, seguramente peones necesarios para aplaudir y pagar.
Me indigna pensar que valores estamos transmitiendo, me muero de miedo cuando veo a niños y a niñas que quieren ser cuasi perfectos y famosos, los que más ganan, los que van con chicas o chicos buenísimos, los que salen por la televisión y fotografían las revistas. Todo este mercadeo mediático convierte en héroes a verdaderos patanes. En la política se dan muchos casos, en el fútbol, y donde la cosa se multiplica sin parangón es en la televisión y sus programas del corazón.
A los que sientan que su vida es un fracaso porque no son los mejores, para aquellos que se vean a si mismos como gente corriente y vulgar, para los que les cuesta más aprender, para los que se equivocan a menudo, para los que miran el coche o la casa del vecino como el signo del triunfador en la vida, para los que se levantan a la cinco de la mañana y por la noche ven el programa de la sexta “ Mujeres Ricas”, para los que deben… hasta en los cines, hasta callarse, como dice mi amigo Eduardo. A todos ellos y a muchos más que no puedo nombrar… gracias. Gracias por enseñarme qué es una persona, un ser humano real, mi agradecimiento por demostrarme que no soy vulgar, ni un fracasado, ni un asqueroso, ni un torpe y que no me equivoco cuando cada mañana, más tarde que pronto, me levanto para ir a trabajar, ni cuando por la noche, más tarde que pronto, vuelvo a casa después de aguantar a un abogado gilipollas y sinvergüenza, a un bancario que se viste y piensa con el logotipo de la sucursal, a un cliente prepotente, a un rico estúpido que cree que estás a su servicio y… a todas esas personas que no valoran el esfuerzo y el trabajo de los demás.
De verdad, muchas gracias, por enseñarme, más tarde que pronto, que soy único e irrepetible aún equivocándome, un ser estupendo como todos ustedes, porque aunque sea el lector uno de esos imbéciles, si ha escuchado y aprendido sabrá que siempre se puede rectificar y sobre todo, que esos seres perfectos, en realidad, no existen salvo en la imaginación.

sábado, 8 de mayo de 2010

Lluvia de Colores

La siguiente curva iba a depararnos una sorpresa, una coloreada e impresionante sonrisa casi vertical. Estas maravillas solo se dan los días de tormenta, pero no cualquier tormenta, se necesita una tormenta tormenta como diría Luci. Las tormentas tormentas solo se producen en primavera y bajo condiciones meteorológicas muy especiales, son ocho los componentes necesarios y aún así, una de cada 1978 veces no ocurre. Les explicaré cada uno de ellos eliminando todos los aspectos técnicos hasta llegar a un lenguaje agradable. El primer componente, obviamente, es un cielo semicubierto de nubes oscuras y otras completamente blancas, el segundo componente es el sol jugando al escondite, el tercero es el vapor de agua condensado cayendo por gravedad e intermitentemente convertido en gotas de agua, el cuarto componente es la necesaria concentración de montañas, el quinto, una vegetación frondosa, de monte bajo muy verde y grandes arboles, el sexto, reconocer las formas, el séptimo, la existencia mental de los colores y el último y esencial la mirada de una persona.
Cuando conduces por carreteras de montaña el paisaje te extenúa, cada imagen es un culto a la vida y a la belleza, el aire limpio y fresco entra por la ventanilla con ese olor a tierra mojada que llena la pituitaria de todo lo que es sano, las mejillas se ruborizan con la caricia del viento mientras el cabello se mueve hacia todos los puntos cardinales. Se vive cercano a un ritual mágico muy disfrutado.
Mi hijo, con poco más de un año, está sentado en su trono en la parte trasera del coche, miro todas sus expresiones por el espejo retrovisor interior, le hablo e incluso le grito cada sensación, porque en el fondo, aunque no me entienda del todo, sé que lo intuye. Es mi único testigo y cómplice en este día de primavera y de tormenta, me emociono al pensarlo, aún sabiendo que es a partir de los tres años cuando realmente se comienza a tener verdaderos recuerdo en el desarrollo mental humano, aunque es lo de menos, porque también sé, que todo lo percibido en este momento quedará como una huella emocional intransferible, solo suya y algo mía. Supongo que es lo mejor que se le puede dar a un hijo, mostrarle despacio cada especial rincón de la vida para que no se pierda nada de lo importante entre tanta información vacía.
Estoy en una recta larga, a cada lado de la carretera, el verde de la avena y el trigo me traen recuerdos de otros viajes, en la misma época del año, con el mismo destino y tan valiosamente diferentes. Tiene uno la sensación de que ha pasado poco tiempo y son más de treinta años cuando hice por primera vez éste viaje. Después, muchos otros, no sé cuántos y con muchas personas, todas amigas y diferentes. Lo que queda de estos viajes son estupendos recuerdos que nos ayudarán en horas bajas y no tan bajas.
Hay días muy especiales, momentos que nunca se olvidan, tanto agradables como desagradables, todos ellos creo que tienen su valor, o mejor, tienen valor porque existen ambos. Se necesitan para existir, al menos, dentro de nuestra cabeza.
Comienzan a caer grandes gotas de agua que rompen contra el parabrisas despacio pero con un sonido contundente, me encanta el sonido del trotar del agua al contacto con cualquier objeto, en el coche y debajo del paraguas es espacialmente disfrutable. También ver caer el agua de noche a la luz de una farola. Y tantas pequeñas cosas que son las importantes en el intento de disfrutar el día a día. Lo curioso es que cada vez están más lejos de la percepción humana, transformada hoy la realidad en efectos virtuales, demasiado virtuales.
Los nervios de la semana se van calmando poco a poco, de hecho creo que durante el periodo de transición ni siquiera se consigue una tranquilidad real, entran en conflicto la tensión de los problemas con el placer de esos momentos, hasta que gana el sosiego. Lo verdaderamente peligroso es que a veces ocurre lo contrario. Últimamente lo percibo más que nunca escuchando o mirando. La violencia siempre nace de un conflicto propio e interno. Las actitudes autodestructivas están muy presentes en nuestra realidad diaria, por eso es tan importante enseñar lo verdaderamente valioso de estar vivo.
La sorpresa es uno de esos baluartes, sorprendernos es por una parte percibir de otra manera, y por la otra interactuar con lo nuevo. Y de lo nuevo siempre se aprende.
Al entrar en la curva, desaparecieron las montañas y apareció un arco iris inmenso, hermoso como una fresa, la fotografía que acompaña estas palabras, o al revés, lo inmortaliza. Ustedes la verán impresa en blanco y negro pero estoy tranquilo, cuento con su memoria y su imaginación.