jueves, 25 de julio de 2013

El amor, el dolor y la sangre (Relatos de Verano)



La cabeza se conecta en tiempos de dolor con todas nuestras carencias, las reales y las que nos inventamos, en un todo auto-destructivo que en la mayoría de casos se retro-alimenta desde todos aquellos conflictos del pasado, de nuestra historia personal y de  la relación con los demás y con el mundo. Son esas pequeñas(o  grandes) manchas que enturbian el presente y la proyección del futuro desde una pesada mochila fruto del hecho de estar vivos y en acción. Como dice un buen amigo con la metáfora de la libreta: En este caso son todos esos tachones que uno mientras escribía su día a día corregía desde una tinta imborrable dando como fruto libretas y libretas llenas de tachones, incluso páginas completas, en el extremo, libretas completas que se trataban de borrar con esa superposición que no hace sino recordarnos justamente nuestra debilidad y nuestras limitaciones.
El pasado fin de semana lo pasé con una mujer vampiro, no es la primera vez y espero que no sea la última por el bien de lo humano frente a lo puramente cibernético. La encontré entre penumbras la primera noche del solsticio de verano, la playa estaba llena de personas con ganas de diversión, entre tanta gente, los solitarios y los vampiros pasamos desapercibidos, la luna lo sabe y las estrellas y el mar y pocos más. En esa noche los ritos se muestran tranquilamente sin temor a ser descubiertos. Los pies en el mar y el sexo rodando por la arena de la playa mientras las bocas masticaban y las gargantas tragaban líquidos desinhibidores parecidos a la Fluoxetina, la Paroxetina y el Citalopram pero de efectos más rápidos.
Al ver todo aquel cuadro en soledad uno parece alcanzar una cierta hipersensibilidad a la compasión entre personas, fieras y seres híbridos. Así tropecé con el vampiro, un imán  de energía electromelancólica lo atrajo hasta mi con la misma seguridad que se tiene a   que se repetirá el movimiento de cada ola y sus sonidos. No podría ser de otra manera si se llega a comprender en uno mismo y en los demás las dos(o más) pulsiones humanas.
Me la encontré mordiéndose el antebrazo izquierdo, mientras esnifaba un gramo de cocaína de una sola vez por el canuto derecho de la nariz, una de las arterias del cuello se movía al ritmo de las olas y sus ojos, como tantos, estaban tan carentes de vida que se podía oler la tristeza más triste. Giró su cabeza me miró y se desplomó, dándose un golpe rudo y seco contra la esquina del banco donde estaba sentada. Los dos perdimos el conocimiento, la duda estaba en si lo podríamos recuperar...
Se acercaron tres chicos a socorrerla, la elevaron y le echaron un poco de agua por la cara y el cuello, mientras le preguntaban si estaba bien y pedían ayuda entre la muchedumbre sin conseguirlo. En un par de minutos despertó, creía que iba a morderles pero no lo hizo, sus ojos brillaron de nuevo al sentir una de esas seis manos cogiéndole la suya y ver la sonrisa en sus caras cuando vieron que abría los ojos y se desvanecía en sus mentes las sensaciones premonitorias hacia una muerte probable e inoportuna en una noche festiva. 
Me acerqué despacio, degustando cada bocanada de aire en mis pulmones llenos de humo. Al llegar me preguntaron si la conocía y les dije que sí, me senté a su lado, hombro con hombro, como sosteniéndonos el uno al otro, se quedaron conformes y se marcharon, mientras los dos a la vez pronunciamos un gracias casi mudo.
Estuvimos más de una hora en la misma posición sin decir una palabra, de pronto me miró y dijo tengo hambre y me mordió en el hombro, primero sentí un dolor intenso y luego un placer enorme no exento de un miedo tan desconocido como potente. Con la boca llena de sangre la besé y se reflejó en mis pupilas como en un espejo. De pronto se levantó y me cogió de la mano, paseamos entre la gente durante toda la noche, riendo con unos, bailando con otros, mojándonos los pies en el mar y en la arena y mordiéndonos el uno al otro cada hora exacta entre el dolor y el placer, entre el amor y el odio. Sonó como un disparo y un castillo de fuegos artificiales comenzó con colores  muy vivos en el cielo oscuro, las cabezas hacia arriba mirando el espectáculo daban el ángulo perfecto para morderlos a todos dijo ella, la miré y nos sonreímos cómplices entre la vida y la muerte.
En unos pocos minutos iba a amanecer me susurró un adiós al oído y desapareció entre la multitud, me senté al borde del mar esperando lo peor pero no pasó nada.
Desde entonces me busca y la busco cada vez que la luz se esconde, sin saber que ella no es una mujer ni yo un vampiro.

9 millones de palabras




He contado cuántas palabras  contiene el ejemplar 499 de tucomarca.com, las he multiplicado por 500 números y el resultado ha sido en estos casi 10 años(el cumpleaños será el 18 de Septiembre de este año) de 9.200.000 palabras y si le añadimos las fotografías serían unas 60.000. Si además añadimos los diseños, las entrevistas, la televisión, las noticias, los contenidos y el cómo y el cuando, las redes sociales, la web, la comercialización... podemos decir sin temor a equivocarnos, objetivamente, que se ha hecho un gran trabajo para conseguir llegar al número 500 que tiene entre sus manos.
En estos años he escrito unos 120 artículos de opinión en ésta página y he visto de cerca como se ha ido desarrollando y consolidando un proyecto empresarial-familiar con mucho esfuerzo y un canal de información y de comunicación que ha sabido evolucionar con internet, las redes sociales y su televisión convirtiéndose en el referente informativo de nuestras comarcas, más allá de las controversias, opiniones, responsabilidades y tensiones que siempre provoca un medio con el poder de llegar a tantas personas.
"No puedo estar sin escribir. Siempre digo que no tengo sangre en las venas sino tinta de imprenta mezclada con un poquillo de güisqui" Dijo el recién fallecido Enrique Meneses, maestro de periodistas. Y así lo creo yo, hay que tener algo de tinta en las venas para tomar el riesgo de editar, de construir y de dejar impreso en el tiempo todo aquello que va sucediendo mientras vivimos. La verdad es que es una maravilla poder dedicarte a lo que te gusta y encima que tenga sentido más allá de la primera persona. En este sentido un poco de envidia sí les tengo a Pilar, a Vicente y a Miguel Ángel y al equipo de tucomarca.com.
No suele ser fácil en nuestro pueblo que se produzca reconocimiento alguno, resulta extraño, se diría que no son muchos los que saben lo que cuesta crear y sobre todo mantener en el tiempo un proyecto de envergadura vivo, creciendo desde un cierto dinamismo siempre complejo cuando sabemos los condicionamientos y la dificultad que entraña el mantenimiento económico de un medio de comunicación de ámbito comarcal. Como cualquier pequeña empresa se tienen que hacer muchas cábalas para llegar a final de mes y muchas horas para conseguir salir todas las semanas a tiempo y manteniendo el interés de lectores, comerciantes y empresas. Tareas todas ellas complejas que, como en todo lo humano, encontraremos a lo largo del tiempo tanto aciertos como errores, porque los únicos que no se equivocan son aquellos que están quietos, aquellos que normalmente no toman nunca ningún riesgo y que para más abultamiento suelen ser muy críticos(cuando no desagradables) con aquellos que se atreven a construir,  pese al riesgo del fracaso y al esfuerzo para mantener vivo ese espíritu emprendedor, audaz, creativo y comprometido con uno mismo, con el equipo y con la sociedad.
En tiempos como estos conviene tener bien abiertos los ojos y humilde la boca, si algo tiene de bueno esta crisis es que nos ha demostrado, como la muerte, que todos somos iguales cuando al poder real se le va la mano, por no hablar de abuso. Somos todos, desde los trabajadores hasta muchas de las grandes y pequeñas empresas los que estamos pagando y pagaremos los jueguecitos y los excesos del poder financiero y político. Se han abierto las perspectivas y las consciencias a poco que uno mire y vea con cierto detenimiento. Por eso es tan importante ser capaces de aprender de la experiencia, de leer y de escuchar, de entender hasta comprender, de ser capaces de organizar y seleccionar tanta información para llegar a conclusiones claras dentro de un mundo capaz de transmitirnos tanta complejidad, cuando en realidad todo es mucho más sencillo: La Avaricia, el Poder y el Tener sin medida hace mucho que manipula nuestras vidas, desde la educación, la publicidad y el consumo sin sentido. Todo nos lleva a donde conviene, hasta los deseos parecen construidos desde el artificio de la economía financiera.
Son tiempos de comenzar a valorarnos, a no vivir de una forma competitiva sino cooperativa, a entender que todos necesitamos de los demás, incluso hasta límites que parece que no tenemos demasiado claros, nunca deja de sorprenderme como desde la maravilla del individuo olvidamos la importancia del género, pero sobre todo los nidos emocionales, aquello que nos identifica como pueblo, señas que son guiños a nuestras emociones más necesarias y que se transmiten a través de la información, por eso son tan importantes los medios de comunicación y han tenido tanto éxito las redes sociales.

Es hora de valorar lo que tenemos y de celebrar que durante 500 números y 10 años hayamos podido informarnos, leer opiniones de todas las ideologías y personas, leído un agradecimiento de pésame, los resultados de los deportes, el tiempo, la cartelera cultural, las noticias más relevantes... son nuestro día día, una selección de nuestra vida social(otros harán otras) y un especial fondo documental y gráfico que se quedará para la historia. Tú, es su logo, enhorabuena.

No me interesa




"No me interesa la política" la frase más usada cuando pides a alguien participar en ella, no imaginan en los últimos tiempos la cantidad de personas que me han contestado así, de muy  diferentes formas, aún con el mismo contenido. Les entendí a todos perfectamente, incluso me sentí reflejado en algunas de sus palabras totalmente. Hasta hace poco hubiese contestado lo mismo. Y es que a cualquier cosa se le llama política, lo que vemos a diario en los periódicos, en las tertulias televisivas, las leyes que dirigen y condicionan nuestras vidas... Menuda mezcla de conceptos y de realidades, no me extraña en absoluto que a la mayoría de las personas no les interese ni en lo más  mínimo participar en política. Mi respuesta es y sigue siendo la misma. A mi tampoco, pero ¿lo que vemos, oímos y lo peor, sufrimos, es política?
Si les parece bien iremos al diccionario, es una manera estupenda de aclarar conceptos, qué es la política:
"1  Ciencia que trata del gobierno o la dirección de los estados, las ciudades o las colectividades en general.
2   Conjunto de acciones encaminadas a gobernar un estado, autonomía, ciudad,etc.
3   Actividad del conjunto de los ciudadanos que participa en los asuntos de un estado, una ciudad, una autonomía, etc., con su voto, sus peticiones, sus protestas o de otra forma.
4   Modo que tiene una entidad o una persona de llevar o dirigir sus asuntos.
5   Habilidad o diplomacia para tratar un asunto y conseguir un determinado fin."
Probablemente si nos vamos al concepto más genérico todo aquello que tiene que ver con el gobierno sería política, sin embargo a mi me gusta ser más preciso en su acepción tercera: ”Actividad del conjunto de los ciudadanos que participa...” y es justamente en este movimiento donde a mi entender se hace verdadera política o no se hace. Si los ciudadanos participan más allá de las elecciones o no lo hacen. Entiendo que no es fácil, ni cómodo, ni quizá tengamos hábito de participar en política, todavía más sin dogmas y sin pensamiento visceral, en las últimas dos décadas los políticos nos lo han puesto muy difícil. Otra dificultad es la incapacidad para escuchar a los demás, más si cabe, si sus opiniones te rechinan, sin embargo, no creo que haya mayor riqueza que la pluralidad, es sin duda la única manera de vivir experiencias en la interacción que sirvan para crecer, que nos muevan por dentro y pongan en entredicho todos aquellos credos inamovibles con los que casi todos en mayor o menor medida cohabitamos. Tengo la impresión de que sí fuésemos capaces de mirar al otro con los ojos bien abiertos otro gallo nos cantaría, sobre todo, a nivel local, pues suele ser cierto que todo lo que es realmente interesante para la personas viene desde abajo hacia arriba. Todos los grandes cambios en la historia humana se han producido desde la base de la pirámide, por acción, por omisión, por manipulación, por inducción... etc. Pero no han sido organizados desde ella.

Todos los partidos políticos actuales se nutren y se mantienen desde la base ciudadana pero se alejan de ella sin darse cuenta en el mejor de los casos, la mayoría usan ese poder que les cedemos para satisfacer sus propios intereses y lo que es peor, los intereses de aquellos de los que reciben las prebendas, el mal llamado prestigio , son  los que tienen el poder del dinero. No creo necesario, por obvio, en la situación actual, poner ningún ejemplo, todos los medios de comunicación a diario nos los muestran, eso sí con la lectura que a cada uno de ellos interesa, también son una clase y también son poderosos. Es pues evidente que la manipulación de la base ciudadana es sin duda el fin necesario para mantenerse en el poder, como en el fútbol, dos grandes opciones(Madrid-Barcelona) crean la rivalidad suficiente(PP-PSOE) para que cuando vayamos a las urnas nos decantemos por uno o por otro, alimentar esta pugna les asegura la alternancia en el poder, lecturas ciudadanas más allá son las que sustentan los partidos minoritarios que poco tiene que hacer frente a ellos, de ahí los nacionalismos, único sentimiento poderoso más allá de los gigantes: ¿Quién quiere ser de los que nunca ganan? Son muy listos, saben tocar muy bien los resortes fundamentales: El miedo, la grandeza, el amor a nuestra tierra,  la victoria y la derrota, el pragmatismo y un largo etcétera.
Parece pues hora de que los ciudadanos, al menos dentro de nuestras posibilidades, nos organicemos siendo capaces de participar de verdad, no permitiéndoles que sigan campando a su anchas por los despachos y pasillos del poder, al menos sin que se comprometan día a día a escucharnos  y darnos explicaciones de todo aquello que se hace en nombre del también desgastado, podrido y derretido Bien Común. Es hora de organizarse desde abajo hacia arriba: ¿Seguro que no te interesa participar?

Atados como una piña




Acabo de llegar a Carcalín, me encanta, abro la puerta, descargo los trastos y enciendo el fuego, no es que haga mucho frío pero es tan reconfortante el sonido, el olor y la visión de una chimenea encendida, no he podido reprimirme. Demasiado placer para una época de lo contrario. Está nublado y una constante y silbante brisa se oye detrás de la puerta. Levanto la cabeza y mis ojos se llenan de cielo. Parece otro mundo, para mi mejor, mucho más cercano  a mi concepto de vida. Pero hasta para disfrutar de esto hay que dejarse, darnos permiso. Solemos tener una tendencia a conectarnos con lo negativo, con los problemas, en vez de recordarnos todo aquello que nos reconforta. Quizá la queja sea una manera de obligarnos a no estar conformes y de esta manera mantener todos los sentidos alerta en una insatisfacción casi permanente. Me pregunto si quizá elegimos las alertas inadecuadas, aquellas que nos apartan del disfrute y nos derivan directamente al miedo. O quizá tengamos una necesidad de seguridad(falsa)que en estos momentos se está viendo seriamente amenazada. Parece que estamos en un tiempo de cambios importantes, eso espero, aunque realmente no tengo muy claro si en el fondo solo nos unimos como una piña para atarnos juntos por aquello de la igualdad comparativa. Qué mayor seguridad que la semejanza, incluso aunque hacer lo mismo que los demás lleve nuestra vida al desastre. Son leyes nos escritas pero quizá más potentes y severas que ninguna otra. Tendemos desde niños a imitar, muchas veces sin preguntarnos si realmente vivimos nuestras vidas o una copia elegida con piezas de otras, por aquello de que "más vale malo conocido que bueno por conocer". El refranero, aún yendo a contracorriente me parece brutal, inhumano en muchos sentidos, severo y radical como el ideal y falto de entrañas, de tripas, de carne y de sangre.
Cada vez que escribo sangre recuerdo a mi "chache" Eusebio "El Cordobés" con sus palabras infinitas "me hierve la sangre torera", tantas veces escuchadas con una sonrisa. Recuerdo breves charlas y un buen rato de reflexión tratando de adivinar sus metáforas mientras me alejaba sintiéndome a la vez tan cercano. Ahora que ya no es mi vecino, se le echa de menos, aunque da un cierto aliento saber que el destino parece que le ha deparado un amor tardío.
Suelo pensar que lo que nos une a los demás es la empatía, participar del contenido del uno en el otro desde una conexión sincera, al hilo de la necesidad de dar mientras recibes o recibir mientras das. Son principios esenciales que llenan de valor todo tipo de relaciones, incluso las aparentemente más superfluas, supongo que casi nunca lo son o al menos así lo espero.
Adivinar el interés latente parece ser parte fundamental en los compromisos de uno mismo con los demás, se diría que las ganas y los objetivos vitales mantienen una  honda colaboración, algo se mueve adentro que nos junta o nos separa como fuerzas gravitatorias opuestas. Apreciarnos, valorarnos, querernos, amarnos, desearnos... pasa por una serie indescifrable de filtros y circunstancias que nos permiten acercarnos o separarnos ante los resultados de las decantaciones previas. Traspasamos los sentidos, la razón, las tendencias, las pasiones y los deseos hasta llegar a un resultado concreto que nos permitirá obrar hacia el acercamiento, la indiferencia o la repulsa. Curiosamente los filtros van cambiando cuando ahondamos en el conocimiento y desarrollamos una verdadera experiencia con los otros. Pasamos de la pura individualidad a sentir la necesidad de los demás, del genero, a través de las semejanzas cuando no de la igualdad. 
Parece que estamos unidos como una piña por fuerzas naturales y culturales, somos semejantes incluso en muchos sentidos iguales, seguramente por eso pueden atarnos juntos, imagino que conocen nuestros miedos y nuestros deseos, anhelos y necesidades, saben perfectamente los resortes que hay que tocar para que como una manada nos dirijamos hacia el lugar que les interesa. Es el poder en abstracto que se concreta en un sistema creado aparentemente desde la igualdad de oportunidades. Nada más incierto. La mayoría estamos atados a él sin remedio, en busca de una seguridad que necesitamos sentir aunque esté construida desde una realidad previamente estructurada. El cambio nos asusta, nos da vértigo hasta el pánico, nos robamos unos a otros (quizá lo más importante) la ilusión, las ganas, el conocimiento y la experiencia, los sueños. Nos dicen que todo es cuestión de esfuerzo y trabajo, no es que no sea del todo cierto, pero no es toda la verdad. En la comunicación social parece que haya un único camino pero no es verdad, son muchas los recorridos que tenemos delante, aún así la prudencia, el sentido común, los miedos... nos dirigen solo a uno, a ese que representa el trabajo seguido del dinero, el consumo seguido del ancla de los pagos aplazados, hipotecando la mayor parte del tiempo de nuestra vida. Y aun así nuestro descontento no es producido por este sinsentido vital sino porque en estos momentos y en otros muchos no podemos ver más caminos, las distintas sendas por las que podría discurrir nuestra vida cada vez, eligiendo dónde girar y dónde quedarnos sentados tranquilamente, disfrutando de nuestro auténtico compromiso con el libre albedrío.