Parece que han tenido que morir personas a causa de los desahucios para que la mayoría de nuestros representantes políticos den la vuelta al cartel de Cerrado por Abierto, parece que tienen que darse actos tan dolorosos, de un brutal calado social para que dejen de reformar todo aquello que tiene que ver con el poder económico y dedicar su tiempo a reformar la leyes que deberían proteger los derechos esenciales de los ciudadanos y sobre todo evitar el sufrimiento que esta crisis está provocando en los más indefensos que hoy somos muchos, demasiados. Eso debería buscar la política: La Justicia. Pero como algunos sabemos la justicia no es igual para todos, aunque se afirme, se abandere o incluso se intente convencernos de lo contrario. La justicia depende del poder y del dinero que una persona tiene, nadie podría convencerme de lo contrario, siempre lo he pensado, hoy más que nunca. Porque hoy parece que no hay para todos y están obligados a elegir entre ellos mismos y nosotros. Obviamente se les está viendo el plumero. Pertenecen a la clase política y económica, son los líderes, los más listos y preparados, los distinguidos con sus prebendas y sus privilegios. Son esos modelos que deseaban nuestros padres de la postguerra para sus hijos, nosotros. Solo algunos llegan, se lo han ganado a pulso, tienen grandes estudios reconocidos internacionalmente, hablan idiomas, conocen la leyes, hablan bien y seguido, se visten de honorables y conquistan los puestos más deseados. Están arriba, en los más alto del escalafón social, se supone que son hombres y mujeres de éxito a los que también nuestros hijos deberían imitar. ¿Quién no querría un hijo presidente o bancario? Hemos evolucionado mucho desde la Transición, demasiado, se nos ha ido de las manos, demasiados actores para tan pocas películas. Han tenido que inventarse historias y guiones para poder seguir siendo durante años protagonistas. Solo un ejemplo, hay políticos que jamás han ejercido de otra cosa, se ha convertido en una profesión. Éste sería el problema menor si no les hiciera perder de vista la realidad cotidiana. Hace algunos años que afirmé que nuestra clase política vive en algún lugar entre la tierra y el cielo. Les aseguro que no es el limbo, nunca se olvidan de sus intereses personales ni de que se consiguen con votos y harán lo que convenga para conseguirlos. Los poderes económico condicionan a los políticos y ambos a nosotros nos manejan como a marionetas para mantener sus reinos de taifas. Seguimos en una sociedad de clases donde todo lo humano queda subordinado el imperio del dinero.
Precisamente por eso es por lo que en la Ley Hipotecaria y la de Enjuiciamiento Civil cuando una persona es deudora, por la causa que sea, queda convertido en un ciudadano marcado de por vida, desahuciado en el sentido literal, quitándole no solo su casa sino toda la esperanza para volver a empezar y conseguir lo que quiera, como si un ser humano no tuviese poder de curación económica, no siendo merecedor siquiera de volver a empezar desde cero. Quedan obligados a la economía sumergida, en cualquier trabajo que les den con nómina se la embargarán, otros ejemplos para entender: Ni siquiera un deudor podría dar de alta un teléfono móvil a su nombre, ni tener una libreta abierta en un banco para domiciliar sus recibos domésticos.... Sus errores de cálculo, su fracaso, su problema, se haya producido por el motivo que sea y sin excepciones... tendrá como pena la vida entera, jamás, si no paga, volverá a recuperar su vida. Ni siquiera los asesinos tienen tal carga. Dice la ley pagará con “todos sus bienes pasados y futuros”, o sea, sin límites. ¿Por qué protege tanto pues la ley al acreedor(Banco u otros) y condena a perpetuidad al deudor? Es evidente que preservar un orden económico con el miedo y con la marginación está por encima de cualquier sentido humano.
Pero cuidado no ataca igual a unos que a otros, las grandes empresas, la grandes fortunas, tienen recursos legales(Concurso de Acreedores: Un timo por cierto en la mayoría de casos, eminentes abogados, enchufes, políticos...) para salirse sin daño personal alguno y sin ningún detrimento de su nombre o patrimonio personal, son los autónomos, los pequeños empresarios, los individuos, los que llenan esas listas negras de morosos como el ASNEF, EXPERIAN, RAI etc y los que se verán perseguidos hasta el fin de sus días. Solo les queda un camino: las trampas(hecha la ley, hecha la trampa) y/o la economía sumergida.
Estimados lectores, se lo digo bajito para que no nos oigan, resolverán la barbaridad de algunos desahucios los dos grandes partidos por la imagen y por los votos, lo demás seguirá igual, encarcelando a muchas personas en vida con barrotes transparentes a los ojos de los demás y que consiguen que el sufrimiento, la vergüenza y el miedo destroce a muchas personas y a sus familias. Lo olvidaba... ellos, nuestros políticos les llaman “Emprendedores” y dicen que son el noventa por ciento del tejido empresarial y los mayores creadores de empleo.
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