lunes, 12 de octubre de 2009

Imbéciles

Hace un par de semanas estuve cenando en una casa de monte con mis amigos de la pandilla de la infancia-adolescencia: Los Rogers. Después de tantos años un hilo invisible pero sensible nos une, aún en la distancia, en muchos casos, y en la diferencia en otros muchos. Todos los años, gracias a esas pocas personas que se ocupan nos juntamos, al menos, un par de veces. La noche fue agradable, incluso más de lo que las actitudes a veces permiten. Una de las curiosidades que percibí y recibí de la noche fue el uso de la palabra Imbécil (con especial acento y la c con sonido z), tardé un rato en comprender su tono y sentido nuevos. Algunos habían elegido el vocablo para calificar a otro amigo con ironía, cercanía, complicidad y qué más…
La mayoría de la gente se tomaría este adjetivo como un insulto, pero aquella noche y como otras muchas veces en la idiosincrasia de algunos pueblos de la Hoya los tacos se utilizaron como una forma de acercamiento emocional, traspasando los límites en pro de la amistad y quizá también, por qué no decirlo, de la dificultad que tenemos todos, más o menos, de expresar los sentimientos en directo sin sentirnos vulnerables.
En este sentido y algún otro, desde muy niño me han gustado y he usado tacos para expresarme. Algunas personas mayores todavía me lo recuerdan. Al trabajar en Valencia, incluso me permito utilizarlos para calificar y clarificar asuntos profesionales. La palabra “trompellote” es probablemente la que más uso, después de “billoto”, “carota”, “cabrón” y “malnasío”. De todos me encuentro a diario y a mansalva. Supongo que algunos pensarán que a mi también me encuentran. ¡Qué lástima!
Después de éste paréntesis nocturno, muy agradecido por mi, dadas las tensiones diarias debidas-nunca mejor dicho- a la coyuntura económica y alguna que otra torpeza propia, puesto que no hay que olvidarlas si uno quiere ser responsable y realista, uno vuelve al quehacer diario y a interaccionar con los medios de comunicación y las noticias convertidas en titulares.
Comencé el lunes escuchando de nuevo a los políticos con el inverosímil mensaje de que serán los bancos abriendo el crédito los que ayudarán solidariamente a salir a las familias, autónomos y pequeñas empresas de su estancamiento financiero junto al los famosos ICOS. Cuando en la realidad a las familias les subastan sus pisos o refinancian sus deudas con condiciones leoninas, los autónomos no encuentran a nadie que les ayude y las pequeñas empresas firman créditos que de antemano saben que no van a poder pagar, con la esperanza de algún milagro. ¿Ninguno de nuestros políticos se ha dado cuenta de que en tres años o con condiciones incumplibles muy pocos tienen acceso a las ayudas que necesitan? Tan fácil como dar un relativo aval del Estado a medio largo plazo para que muchísimas familias, autónomos y empresas no hubiesen caído. Y ni siquiera hace falta dinero líquido a priori. Eso si que sería verdadera política social. El problema no es que te den un poco de dinero para pasar el mes, el verdadero problema es de naturaleza humana y se llama dignidad: Con tu creatividad y esfuerzo e igualdad de oportunidades (si esto fuera verdad) poder vivir de tu trabajo, visto no solo como mecanismo para un fin material sino como crecimiento personal.
Dos días después se levanta el secreto de sumario del caso Gürtel y uno comienza a escuchar exclusivamente lo que conviene a cada parte. Se manejan cifras millonarias robadas para el enriquecimiento personal o la financiación irregular eso lo dirán los tribunales de justicia, espero. Se atreven con las palabras “algunos chorizos” que son miembros… y dicen de sí mismos que tienen vocación pública al servicio del ciudadano. Aquellos son los malos y nosotros somos los buenos. Cuando la historia reciente de la democracia demuestra que casos de corrupción y abuso de poder han sido protagonizados en casi todos los bandos.
No existe ni un solo político que no esté en su cargo por interés personal, ya sea por prestigio, por la erótica del poder, por dinero ó por disfrute personal. En el mejor de los casos hay políticos capaces de reconocer el interés propio y no perder de vista los intereses comunes, para mí los únicos fiables.
Mientras sufrimos cada día las consecuencias de ésta crisis global los políticos siguen mirando desde el pedestal en el que viven hacia abajo sin verdaderamente saber hacia donde van, ni siquiera aquellos que creen saberlo, porque para saber como solucionar un problema se necesita conocerlo en la propia experiencia y sinceramente en la inmensa mayoría de ellos no creo que sepan lo que es sentirse deudor, no llegar a final de mes, no poder pagar la hipoteca y que te quiten el piso, ni la sensación que produce todo ese conjunto cuando miras a los ojos a tus hijos. Tampoco saben escuchar.
Si hubiesen vivido estás experiencias se dejarían de usar el tiempo en pura demagogia, la cuidada verborrea que no busca más que mantenerse o llegar al poder y tratarían de buscar soluciones a los verdaderos dramas que se están produciendo a diario.
He llegado a la conclusión de que hay una cantidad de imbéciles impresionante, y lo malo, es que no aplico el calificativo en sentido Rogers-iano.
Por mis propias razones me incluyo, también a los dos patitos.
Tienen suerte los políticos, mucha suerte, que el pueblo sea el único de verdad que tiene sentido de Estado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario