viernes, 4 de enero de 2019

Diario de un Concejal 3 Después del principio y un poco más por el final





Existen cuatro ejes de poder en el Ayuntamiento: la Alcaldía, la Secretaría General(lo legal), la Intervención(la economía de lo legal) y el Urbanismo. De ellas derivarían otras a diferente escala, no por ello menos importantes, por espacio me basaré solamente en las primeras para intentar hacerme comprender, y sobre todo, para tratar de entender la especial interacción que tienen  entre ellas, sus flujos de poder y como sus relaciones provocan obviamente un resultado con consecuencias claras para el funcionamiento de nuestra institución.

Permítanme una apreciación que siempre me ha llamado la atención: la ubicación.

En la primera planta está la Secretaría General, en la segunda planta, la Alcaldía, los tenientes-alcaldes y el Salón de Plenos y en la tercera planta la Intervención y el Urbanismo.
Siempre me interesó el orden de las cosas, si se intenta leer sin caer en prejuicios ni tópicos es sumamente ilustrativo. Todo tiene su sutil sentido.
Podríamos verlo de un modo gráfico como un entrepan en el que el poder político está literalmente entre las otras dos mitades del emparedado. Se definiría como la mezcla(nunca mejor dicho) en lenguaje cotidiano.
Su similitud con la realidad no es baladí. La Alcaldía se sustenta en los votos del resto de grupos políticos y de ellos depende su elección pero no tanto o muy poco en el día a día. La mayor expresión de la mezcla es el Pleno, donde todos los grupos concurren, debaten, votan y deciden, interesante, si no fuese porque todos los procedimientos lo convierten en algo prehecho, precocinado, repetitivo y absolutamente carente de un valor sustancial, pura superficialidad política entre gobierno y oposición. Toda una mezcla ciertamente. Las mezclas, la pluralidad tiene mucho valor si se produce un verdadero diálogo, una ordenada coordinación y una buena planificación, pero como no ocurre en la realidad ofrece un mal sabor, no se pone lo mejor de cada grupo en pro del bien común y las vísceras se anteponen al sentido común y a la razón. Liderar sin ser partidista por encima del bien común es difícil tal y como se configura la realidad política dentro del sistema. Se cae en ello con bastante facilidad, lógicamente en vez de un carro tirado con cinco caballos en línea recta no solemos encontrar, demasiadas veces, un carro con cinco caballos tirando cada uno para un lado(cuánta energía desperdiciada). Si le sumamos la personalidad de cada uno la cosa se complica y se multiplica geométricamente. Entenderse, al menos con la mayoría, es obligatorio y necesario. Se suele bordear el río para no construir el puente, grave error de futuro a mi entender, se dan demasiadas vueltas a lo mismo.
La Alcaldía pues debe a la vez que mantiene los apoyos políticos, comprender las personalidades de cada uno y tratar de conseguir llevarse la sardina a su ascua, ya que estamos con símiles gastronómicos, poner medallas a su persona y a su partido que es como lo llamamos nosotros. Lógicamente cada concejal suele hacer lo mismo(véase Facebook y otros medios) pero con mucho menos poder, aún así la cosa se multiplica y por lo tanto se complica.
Si nos paramos aquí veremos que la competitividad es el eje, lo que implica varias dificultades esenciales: la falta de una buena planificación, coordinación y comunicación(el mal más importante en nuestro ayuntamiento), porque siempre hay alguien o algunos que minan, bien por pasividad o por acción. En casi todo parece que subyacen intereses ocultos o al menos velados. Miradas de políticos y organizaciones que no ven más allá de sus siglas o de las próximas elecciones, otro grave error.

En cada planta hay, al menos, un reino de taifas, obligados a entenderse por el sistema, obligados a interactuar, si uno no funciona no funciona el otro y viceversa y así con cuantas combinaciones de carácter binómico, al menos, podamos imaginar.


Pasemos a entenderlo de otra manera, la Alcaldía o un Concejal tiene un proyecto, previamente, aunque no siempre, se ha consensuado con los portavoces de grupo al menos, frecuentemente con el equipo de gobierno al completo para no crispar. El proyecto necesita de un procedimiento de la Secretaría General y/o Contratación también un procedimiento de Intervención y en muchos casos un proyecto e informe técnico de Urbanismo por ejemplo ó de cualquier otro técnico.
¿Qué ocurre entonces?
Algo sencillo, por poner un ejemplo real, para transformar y ampliar el objeto social de BUINSA(empresa pública 100% del Ayuntamiento) con el propósito de convertirla en el motor económico de Buñol y su desarrollo(con consenso de todos los grupos que conforman el gobierno local se decide poner en marcha) requiere al menos, un proyecto y su informe de Intervención, un informe de todo ello de la Secretaría general. ¿Qué pasa si cualquiera de ellos informa desfavorablemente por la causa que sea? ¿O en una obra el arquitecto municipal o cualquier otro técnico? Sencillamente no se hace o se queda en el cajón de los olvidos. Desgraciadamente los argumentos legales no son lo objetivos que todos quisiéramos, quedan a merced de la interpretación del individuo. ¿Cuáles son las consecuencias?
1.- La Alcaldía y el equipo de gobierno depende totalmente de la interpretación de cada reino y les aseguro que de una planta a otra pueden perfectamente escuchar dos argumentos legales completamente distintos sobre un mismo proyecto, de hecho puede ocurrir cambiar de opinión en la misma planta de un día o semana para otra, ¿cuál es pues el necesario punto de objetividad que como responsable político debes seguir? La realidad es que la política se desvanece para dar paso a la burocracia.
2.- La Alcaldía si quiere sacar proyectos adelante está obligada a llevarse muy bien con los técnicos, imaginen si por un momento tratara de contradecir concienzudamente cualquier interpretación técnica, imaginen lo fácil que es para un experto en una materia concreta esgrimir un argumentario que deje a un ciudadano de pie convertido en Alcalde o Concejal fuera de juego y con un proyecto importante en el cajón.
3.- Las prioridades las marca el equipo de gobierno aparentemente, luego las transmite la alcaldía a los técnicos y en último término son los técnicos los que deciden cuándo estará hecho. Si recuerdan el juego del “teléfono enredau” sería una buena manera de definir los procesos. No he visto ni una sola vez una fecha de compromiso para la terminación de un proyecto en todo lo que va de legislatura, siempre aproximaciones, eso sí si no se cumplen tampoco pasa nada. Parece que en lo público todo puede esperar. Pedir responsabilidades, ninguna.
4.- ¿Cómo podemos estar seguros que los proyectos más necesarios son los primeros? De ninguna manera. Está en manos casi totalmente de los técnicos y en segundo término de la Alcaldía.
5.- ¿Quién marca de verdad las prioridades y por qué? Imposible de precisar, para eso está hecho el sistema, nadie asumirá responsabilidades, ni a nadie se le va a pedir.
6.- La Alcaldía es lógico pensar que acordará con los técnicos lo que más le convenga para que salgan al menos sus propios proyectos y los de su partido en primer lugar y en segundo lugar los acuerdos de gobierno, los técnicos acordarán con la Alcaldía lo que más les convenga según su ánimo, cantidad y dificultad de trabajo, etc.
7.- No conozco a ningún técnico al que se la haya abierto por parte de la Alcaldía un expediente de ningún tipo en toda la historia de la democracia por lo menos, o sea en cuarenta años. Sin duda tenemos muy buenos técnicos pero en tantos años ni una sola amonestación no parece creíble.
8.- ¿Nos gustan tanto los reinos a los seres humanos? ¿A quién benefician? A los que los dominan sin duda.

¿Debemos pues afirmar que hay algún demonio en esta historia?

No, probablemente somos todos y ninguno, ni siquiera creo que haya una verdadera consciencia sobre el alcance que tienen estos movimientos en la vida de las personas y en el perjuicio que se llega a hacer a la sociedad. Dejar que este funcionamiento siga es sin duda nefasto para Buñol, por lo tanto hay que hacer un cambio profundo que parece no interesar a nadie. De lo que no tengo ninguna duda es que el sistema está mal parido, es anacrónico e ineficaz y convierte a un Ayuntamiento en una máquina lenta, desengrasada, falto de creatividad y  muy poco resolutivo.

Burocracia, pura, interesada y decadente burocracia.

Debe cambiarse y se puede cambiar, hay mucho personal silenciosamente valioso que lo sabe. 
Si algo sorprende es que ningún partido político ofrece una solución a la burocracia, de hecho cuanto más cambian las leyes, hace poco la de Contratación, mas complejas  e irreales son.
Si uno fuera mal pensado creería que a algún individuo u organización le interesa este tipo de funcionamiento, y me temo que algo hay de esto, pero si me permiten la licencia les confesaré que tiendo a pensar que los que hacen las leyes, reglamentos y procedimientos viven a un palmo del suelo y escuchar a los que trabajan a diario y los problemas de las personas no parece su mayor cualidad.
Buñol necesita un cambio profundo, sobre todo político y económico, para conseguirlo habría que empezar por ilusionar y cooperar entre todos para conseguir mejorar sustancialmente el funcionamiento interno de nuestro Ayuntamiento, para eso hay que dejar de una vez de empezar la casa por el tejado y priorizar aquello que frena el desarrollo de nuestro pueblo: Nosotros mismos cuando votamos.

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