domingo, 5 de julio de 2009

Buñओल नो एस नुएवा York

Hay personas a las que se les da un uniforme o un poco de poder y se transforman en seres petulantes y prepotentes. La relación entre la política, las leyes y la policía, mal entendida, a veces, produce unos resultados nefastos. También es verdad, por qué no decirlo, que contentar a todos y ser justos en los ámbitos de la seguridad y del respeto por el estilo de vida de cada persona es difícil.
Me ha pasado, dos o tres veces, que al tener que aparcar en la carga y descarga de la Plaza con la intención de subir a casa a mis hijos y sus variopintos y respectivos trastos, al volver me he encontrado con un premio a la natalidad en el parabrisas del coche de 90 euros del Ayuntamiento, cortesía de la Policía Local. Prometo no haber superado en ninguno de estos casos más de diez minutos. La última vez que me pasó me encontré con el agente y le expresé mi malestar, dadas las circunstancias, a lo que replicó sencillamente y por dos veces: “haga un pliego de descargo”, a lo que yo contesté que no iba a ser necesario. Evidentemente el policía local no era de Buñol, de ser así o si comprendiera qué es el sentido común, hubiese troceado la multa en milimétricos trozos. Considero tener algún buen amigo en el cuerpo y siempre los he considerado personas con sentido común con uniforme o sin él. Pruebas reales de ello he vivido y lo manifiesto sin ningún pudor.
De esto han pasado un par de meses y no me pareció oportuno aprovecharme de esta tribuna para una cosa tan unilateral y personal. Sin embargo, con el paso de los días y comentando con la gente, parece que no soy un caso excepcional, las multas por doquier y algunos excesos en el manejo del poder, aprovechando la colocación de bolardos de plástico por todas las esquinas, aceras, etc han sido constantes en los últimos tiempos.
También he presenciado, en cuatro ocasiones, registros con mucha antipatía, frenada y cruzada de coche con bajadas tipo los hombres de Harrison y algunos estiramientos de cuello que han me han causado verdadera preocupación y grima. Sobretodo porque todas estas torpezas las había visto muchas veces en Valencia, pero nunca en mi pueblo, del que me he sentido muy orgulloso en este sentido. Siempre he dicho lo mismo, no conocéis Buñol, tiene dos semáforos y se respira tranquilidad por todas sus calles, es “punto y aparte”… Se aparca mal pero sin molestar y siempre me pareció de gran sentido común, teniendo en cuenta, la cantidad de coches y la carencia de aparcamiento público. El único construido se convirtió en privado en un abrir y cerrar de ojos.
Pero lo más alucinante y realmente el motivo por el que escribo este artículo son las nuevas órdenes del Ayuntamiento de Buñol a la Policía Local para el cierre de Pubs, Cafés y Bares de Copas desde las 02:30 horas sin servir bebidas y desalojando el local a las 03:00 horas. Y que conste que el estado de mi impresión no es el horario en sí mismo, que también, me aturde la contradicción tan grande entre querer desarrollar el turismo y esta medida.
Precisamente habría que hacer un gran esfuerzo en calidad y cantidad para que algunos emprendedores abran locales de ocio. En la actualidad hay de dos a cuatro locales abiertos a esas horas y solo se les ocurre poner más problemas, como si las circunstancias de la crisis actual no fuesen suficientes. Así vamos a tener cola para invertir.
Hace muchos, demasiados años que nos hemos cargado el ocio de calidad, creía que ahora nuestros políticos comenzaban a darse cuenta de ello y por eso estaban trabajando para conseguir, junto a la iniciativa privada, el desarrollo del turismo en Buñol. Lo que me parece difícil de explicar a las personas que vengan este verano a disfrutar unos días en los hoteles, casas rurales, posadas, heladerías, terrazas, bares y restaurantes… que a las 02:30 horas y en verano se tiene que ir a dormir. Sencillamente no vendrán. Los jóvenes y no tan jóvenes de la Hoya, han tenido que irse a Chiva o a la Reva o a Valencia y repetir allí, que es donde no les ponen problemas, donde crean ambiente y amigos/as, disfrutando, de la música, de las relaciones, también del fresco de la noche y de la luna.
A la mañana siguiente, casi al mediodía, solo algunos vuelven, hasta los ojos de alcohol, pastillas y cocaína, pero no se encontrarán con el control de alcoholemia, ni con los registros; pero alguna pareja cuarentona o cincuentona que sale una vez cada dos meses, volverá a las dos de la madrugada y se encontrará con seis puntos menos y seiscientos euros de multa por tomarse en la cena una cerveza, una copa de vino y un carajillo.
Los políticos y los funcionarios están al servicio del ciudadano, su misión debería ser hacer la vida más agradable a los demás ordenando los límites entre las leyes- siempre por generales injustas- y el sentido común, que aunque un tópico, en verdad es el menos común de los sentidos. En los pueblos éste ha sido uno de los grandes logros, no seamos tan torpes y dejemos perder aquello de lo que nos podemos sentir contentos: Vivir tranquilamente, sin grandes problemas, sin radicalismos puritanos y sin demasiados límites estúpidos. La sensación de tranquilidad y libertad es bienestar.
Mis respetos por los que intentan hacer bien su trabajo. Los hay.

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