domingo, 17 de enero de 2010

La cárcel del que dirán

Alguien pudo decir, en tono cariñoso, que soy un buen embustero. Lo sé, soy un buen embustero. Pues eso mismo y en el mismo tono afirmo yo de todos los demás: Sois unos buenos embusteros.
Es tan difícil decir exactamente lo que se piensa como difícil es vivir sin equivocarse. Para ser sincero y radical en lo que pienso: es imposible vivir sin equivocarse e imposible es vivir con los demás siendo totalmente sincero.
Existe, sin duda, por una parte, una sutil hipocresía transmitida generación tras generación, y por otra, una útil hipocresía aprendida en la propia experiencia. Valorar igual o muy parecido a lo que hemos aprehendido en nuestra familia y en nuestro entorno no es nada extraño. Y reconocer que con ésta u otra actitud, según convenga con quién estemos tratando, las cosas salen mejor o peor, no es decir ninguna mentira. Esto se aprende pronto, ya de bebés, con una sonrisa consigues lo que quieres. Los seres humanos tenemos una increíble capacidad de adaptación cuando algo nos interesa. Somos especialistas en disfrazar la verdad y a la vez crear dignidad en el proceso. Lo hago porque es de entre todo lo que puedo hacer lo mejor, o mejor, lo que más me interesa. Lo que sin duda no interesa, salvo en el mundo de las ideas, es la verdad.
¿Por qué es tan difícil vivir con la verdad?

Para contestar a esta pregunta, es preciso definir, con diccionario en mano, qué es la hipocresía y qué es la verdad.
La hipocresía es “el fingimiento de cualidades ó sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen”.
La verdad es “la conformidad de lo que se dice con lo que se siente ó se piensa”.

Todas las personas al darnos a conocer tratamos de dar la mejor imagen que podemos, queremos o sabemos de nosotros mismos, entre otras cosas, porque entendemos perfectamente que los demás nos juzgarán inmediatamente y con muy pocos datos. Somos, en este aspecto, vendedores de una imagen todos, incluso cuando tratamos de hacer sonreír ó tratamos de ser simpáticos. Es tan fácil mentir como fácil es actuar en el papel que a cada uno le toca ó cree que ha elegido en la obra de la vida.
Vivimos cara a los demás, la mayoría de acciones que producimos en el hecho diario encuentran su motivación en lo que pensarán los demás y en la necesidad de conseguir la imagen-meta que más nos conviene ante los demás, es una necesidad dentro de nuestra dimensión social.
Hace poco di una opinión para la reflexión: Haz lo que te dé la gana, solamente ten en cuenta que de lo que hagas algún día te tendrás que sentir orgulloso.”La cárcel del qué dirán”. No me quiero olvidar de la importancia de sentirse bien con uno mismo, de acuerdo a los propios valores y a la persona que queremos llegar a ser. En el fondo, aunque no en la forma, la razón que más influirá en nuestro bienestar a lo largo de la vida.
Vivimos de espaldas a la verdad porque vivimos de cara a los demás y auto-engañándonos para conseguir no confrontarnos con lo que más duele: Que nosotros y nuestra vida no es lo que idealmente nos hubiese gustado. Probablemente son muy pocos lo que sienten la armonía en sus vidas, aquellos que, desde la perspectiva humana, son capaces de vivir sin sufrir habitualmente.
Es horrorosa la incapacidad del hombre de hoy para ser sincero consigo mismo. Y todavía más penosa la poca importancia que se da al auto-conocimiento dentro de la salud. La higiene personal, no pasa solamente por el cuidado del cuerpo, la verdadera salud pasa por ocuparse de la mente y el cuerpo, y añadiría, no perder de vista los intereses de los demás cuando no está fuera de nuestros límites.
De ahí nace la mayor insatisfacción: No vivir con arreglo al ideal, no encontrar en lo más profundo de uno mismo más que prejuicios, condicionamientos y exigencias de la estructura social, éste es el mejor camino para estar bien jodido.
Pero esto no es nada nuevo, ya en el siglo primero Juvenal, el poeta romano escribió la frase que aparece entre los últimos versos de la décima sátira “Decimus Iunius Iuvenalis”: “Mens sana in corpore sano”. “Si bien la idea original simbolizaba la necesidad de un espíritu equilibrado en un cuerpo con salud, el significado que le damos hoy en día parece estar más relacionado con tener una mente sana a través del ejercicio”.
Creo que convendría no estar tanto tiempo ocupados en estar guapos, buscando cuerpos únicamente estéticos, siguiendo modelos y roles sociales, casi siempre imposibles de conseguir para todos, y ocuparse de lo que hay debajo del pelo, encima de los ojos, también entre la boca y el corazón.
Desde luego no soy de los que piensa que para valorar algo es necesario devaluar nada: No hay nada más hermoso que lo bello, por eso lo digo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario