martes, 5 de mayo de 2015

El Verdadero Cambio 3


En noviembre de 2003 escribí y publiqué dos artículos que se titulaban el verdadero Cambio 1 y el verdadero Cambio 2, si les interesa leerlos y otros con parecidas líneas argumentativas pueden leerlos en el blog: 
El verdadero cambio 1 comenzaba así: “La política es apasionante. Como la vida misma. El problema es, tanto en la vida como en la política, la ceguera inconsciente.” Y el verdadero cambio 2 decía casi al final: “He conocido a personas que tenían ideas, excelentes, limpias y tolerantes ideas. Convertidas mediante un proceso mimético en estupideces igualadas a lo “políticamente correcto”. He visto a buenas personas creerse que “el fin justifica los medios” y que hay que despabilar si  se quiere conseguir el poder político para beneficio de los demás. Vuelvo a repetirlo: Su propio interés. Y por cierto no tendría nada de malo si las ideas, los valores y la moralidad no fuesen a parar al retrete.”

Ya entonces, para los que persiguen los errores y el pedigrí ajeno, dije lo mismo que digo ahora, después de tantos años. Es lo bueno de escribir, la bendita hemeroteca, aunque contradiga la sección del programa El Objetivo de Ana Pastor llamada la maldita hemeroteca. 

Curiosamente entonces no imaginé que hoy estaría en la primera línea de la política local, expuesto a  verdaderos insultos, dimes y diretes, falsedades y demás lindezas. No me extraña lo más mínimo que muy pocos se interesen por la política hoy, porque la política ha pasado de ser un arte a convertirse en un “todo vale”, donde el infantilismo político compite desde posturas y demás artificios más propios del teatro que del diálogo, la participación, el compromiso, el análisis y la reflexión. Cuanto más me acerco a la política más profundamente creo en su necesidad de cambio, un cambio profundo, filosófico, creíble, que consiga devolver a las instituciones a los ciudadanos y todo su talento y no al contrario como sucede en la actualidad y desde hace demasiados años. Hoy no sirven programas y promesas sin más, ni siquiera a ver quien saca la lista con más mirlos blancos(supuestas personas con “prestigio” que normalmente lo tienen intacto porque jamás han tomado un riesgo, ni se ha atrevido a crear nada fuera de los límites estandarizados).
Hoy solo cabe una respuesta para algo tan serio como la política local y es que las personas, los buñoleros y buñoleras, sean protagonistas dentro de la instituciones, les hablo de la tan manida participación ciudadana, de la que todos los partidos hablan y prometen desde hace tantos años y que nadie ha cumplido, al menos hasta ahora. 
Es pues hora de un verdadero cambio, un cambio que pasa por sustituir el reglamento del Ayuntamiento para que cada concejalía obligatoriamente se dote de una Comisión o Consejo Ciudadano plural, con representantes de todos los partidos, sindicatos, asociaciones e individuos que quieran aportar sus conocimientos y trabajo a esa dimensión social que ha quedado en el olvido de la comodidad y el hastío.
No hay razón mayor para los seres humanos que el desarrollo de su dimisión social, de ella partimos y dependemos desde que nacemos, de ella se construyen los nidos emocionales, las familias, los amigos… y los pueblos. De ella se aprende todo, se siente todo, desde la dimensión social,  en su interacción nos formamos y construimos nuestra identidad, de ella proviene el malestar y el bienestar, la necedad o la sabiduría, la des-estructuración o la armonía, la conciencia o la inconsciencia… Tal es su esencia y quizá mis palabras se quede cortas o no lleguen expresar lo bien que quisiera la profunda importancia de eso que artificiosamente llamaron en la docencia “Educación para la ciudadanía” que no es más que sustituir el mundo de la  abstracción estudiada, por la realidad y los hechos, el ejemplo y la experiencia, que es con mucha diferencia, de la que consideren la segunda, la mejor manera de educar y educarnos, e incluso de desaprender para luego volver a aprender, manera poco usual pero altamente recomendable.

Desde hace algunos años suelo decir que lo peor que te puede pasar es tener que relacionarte con alguien o algunos que se creen que saben pero que en realidad no saben, y si encima tienen un poco de poder, el peligro se multiplica por mil, porque la ignorancia, lo que no saben, lo aplican sin ton ni son, recetándonos-en la dimensión social-un medicamento que no solamente no cura sino que además desconocen sus nefastos efectos secundarios. Aquí es cuando viene la frase que alguien me dijo: “La vida es un proceso de desarrollo de la consciencia.” Porque en realidad no se trata siquiera de que sean malas personas los que lo hacen, ni siquiera se dan cuenta, si se dieran cuenta no lo harían, se suelen aplicar aquello de echarse mentiras a uno mismo y creérselas pero de verdad. En este proceso se suele justificar todo: La fantasía omnipotente del niño que todos llevamos dentro.

La única receta válida para este mal, que solemos padecer todos en mayor o menor medida, es conocer nuestros límites y apoyarnos en algo tan humano como los espejos de los demás, en ellos nos podemos reflejar y vernos con claridad y quizá con una mejor proporción de objetividad, solo tenemos que  ser capaces de aceptar la necesidad que tenemos los unos de los otros.
Y mientras tanto la noria mediática y los chismes seguirán rodando… 

Más pronto que tarde comprobaremos a dónde decidimos ir a parar.

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