Qué cosas ocurren: Una mañana te levantas y ya no eres quien eras ayer. Te buscas la cara, te buscas los sueños, te buscas entre los que buscas y no encuentras, te buscas delante del espejo y nada que ya eres otra. Ni mejor ni peor, otra u otro, depende.
La sociedad es una tela de araña que te cambia, para bien y para mal, si es que existen tales conceptos. Cuesta creerlo pero es así: De pronto te pica y te convierte en mujer araña o en hombre, depende.
Transformaciones, cambios, mutaciones, alteraciones, variaciones, evoluciones, metamorfosis, no sabe bien la ciencia humana qué ocurre, pero ocurre. En soledad también ocurre, no en tantas ocasiones, a esa tela de araña propia y única le cuesta más, mucho más mutar, sin los consejos, sin las oraciones, sin los juicios y los prejuicios, sin las maldades y bondades de los otros. Deberíamos estar muy agradecidos a los demás, gracias a ellos nos convertimos, a poco que nos descuidemos, en otros siendo los mismos, crecemos. Solo hay que tener mucho cuidado en no calcinarse en el proceso, qué sería la vida sin ese punto de vértigo, de exposición, de inseguridad e incluso de peligro. Y qué sería el peligro sin la muerte.
Cuando te convierten o te conviertes en ser humano araña-y todos somos conversos- pasan muchas cosas extrañas, es una transformación muy paradójica, por una parte vives una ilusión enorme por conocer en qué te vas a convertir y cómo te vas a sentir, y por otra, un enorme miedo a que tanto hilo, tanta interacción, te lleve a ser todo aquello que tanto aborreciste.
Cuando dejas que la tela de araña se introduzca en tus venas, ves lusesicas de colores y te pegas un viaje tan rápido que cuesta mucho digerirlo. A poco que tengas conciencia, la responsabilidad te conmueve, como a una madre o o un padre con sus hijos, nunca esperas que tus vástagos se conviertan en asesinos o en proxenetas… o en nada destructivo ó auto-destructivo. Pero la verdad es que existen y todos tienen familias. Se suele perder de vista ésta realidad, especialmente ante la justicia humana.
Voy a que me de el aire, este texto me está costando más de lo que imaginaba, espero que a usted al leerlo no le cause estas sensaciones. Vuelvo en un rato.
Ya estoy de nuevo aquí, entre las palabras, sigo:
La tela de araña, como tantas estructuras en la sociedad humana, se originó inicialmente para la supervivencia, con el paso de los siglos la tela ha ido cambiando y de su función inicial queda muy poco, su sentido tiene que ver más hoy con el tener, la superficialidad y la economía que con la necesidades humanas. Hoy no se trata de sobrevivir sino de colocarse en un punto seguro y cómodo de la tela y a la caza de algún semejante. Son los que llamo los Quietos, tienen aparentes vidas impecables, es muy fácil estar quieto y esperar que otros hagan, eso sí, no pasan hambre, ni cazan para comer, solo pican y pican a todo el que tropieza con la tela de araña y no se sabe proteger, para superar su hastío, unas veces acusan, otras inventan, otras transmiten chismes de vidas ajenas, otras muchas juzgan sin conocimiento objetivo alguno a los que se mueven, seguramente para superar su propia impotencia. No hay nada peor para un ser humano que verse reflejado en un espejo ajeno y verse horrible, pequeño, ignorante… se contiene la rabia, aunque se sabe a poco que buceemos hacia el interior, que más pronto que tarde aflorará y buscará a los que tienen la osadía de querer cambiar el contenido, la organización, la forma, la fortaleza o cualquier otra cosa que aún mejorando la tela ponga en peligro la posición de los Quietos, entonces intentan mal imitarlos o paralizarlos, los Movidos se convierten en un peligro para la conservación de las posiciones de confort, siempre aparente, en los que se encuentran los Quietos y otros de los que no cabe(de espacio) hablar hoy, los llamo los Cómplices. Existen Quietos Cómplices y Movidos Cómplices, estos últimos son extremadamente dañinos, de ellos podrán leer otro día si les apetece.
Cada uno de nosotros cumplimos una función en la sociedad y en su estructura de tela de araña, las instituciones tratan de tener una función centrada dentro de la tela, ahora que las conozco por dentro es quizá dónde más a flor de piel se puedan catalogar todas las especies. En los partidos políticos también, solo que no se vomita desde el poder sino desde las ganas de poseerlo.
Parece que todo pasa por colocarse estratégicamente en las telas de araña y desde cada posición vomitar nuestras miserias y limitaciones hacia los demás, en un acto de insatisfacción continua que pasa porque los niveles de consciencia y de conocimiento están cada vez más lejanos de los valores esenciales de la vida. Me viene a la cabeza y termino, una frase de un filósofo que no recuerdo ahora y no me apetece buscar, que decía algo así: En ninguna época se ha sabido tantas y tan diversas cosas del ser humano y tan poco qué es el ser humano.
Veo cada día como las telas de araña pasan de ser un valor a una trampa en la que puedes caer atrapado de por vida. Cuidado con los picazos y sobre todo con no quedarse pegados sin elegir, creo que si la tela te consigue, soltarse suele ser improbable.
Cuidar y conocer nuestras telas de araña acaso sea los más importante que podamos hacer en nuestras vidas. Permítanme recordárselo o al menos sentir que lo he intentado.
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